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martes, 4 de septiembre de 2012



Ley de no discriminación: ¿dónde quedó la libertad?


Se ha aprobado en el Senado un proyecto de ley que pretende acabar con toda forma de discriminación en nuestro país. Sin mayor reflexión, es esperable que la opinión pública coincida en que sólo se trata de buenas intenciones, y que discrepar de esta iniciativa resulte absolutamente impopular.

La llamada Ley de no discriminación califica de “arbitraria” prácticamente toda clase de discriminación. Cosa curiosa cuando el ser humano es capaz de optar de acuerdo a un sinfín de motivos, impulsado precisamente por su naturaleza racional. Si se quisiera, por ejemplo, crear una organización para judíos con el fin de discutir temas que son afines a dicha comunidad, ¿se estaría discriminando al no invitar a católicos? Efectivamente, pero no de un modo arbitrario. No hay arbitrariedad cuando se ejerce legítimamente el derecho a asociarse. El derecho a elegir, a asociarse o a expresarse, resulta en decisiones que ciertamente conllevan cierto grado de discriminación, pero que emanan del ejercicio de la libertad que toda sociedad democrática y pluralista debiera proteger.

Por otro lado, resulta al menos cuestionable que un proyecto de ley pretenda regular los actos discriminatorios sin considerar las normas ya establecidas en la Constitución y las leyes chilenas. Porque ya desde 1980, la Constitución Política de la República reconoce la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley y garantiza su ejercicio a través del recurso de protección, a la vez que condena los actos arbitrariamente discriminatorios. Esta ley de no discriminación desconoce, por lo tanto, la regulación ya existente en nuestro país. La libertad de conciencia y de culto, la libertad de enseñanza, el derecho a desarrollar cualquier actividad económica son, entre otros, derechos protegidos actualmente por nuestra Constitución, y que suponen discriminar para marcar una preferencia. ¿Cómo compatibilizar dichas libertades con una ley que anula todos estos derechos, basándose solamente en si hubo o no discriminación de por medio?

Adelantándose a la ley y a los tratados internacionales, se introducen conceptos que aún no han sido zanjados, tales como “género” y “orientación sexual”, estableciéndolos como criterios determinantes para calificar una conducta de arbitraria y, por lo tanto, discriminatoria. El resultado inevitable de esto será que la interpretación subjetiva de conceptos de orden valórico y moral quedará a manos de los jueces de primera instancia. Caso a caso, serán ellos quienes tendrán que manifestarse según sus propias creencias y opiniones. La jurisprudencia y seguridad jurídica, por lo tanto, indudablemente se verán afectadas.

En vez de garantizar el pluralismo, la aprobación de esta ley convertirá todo acto en escenario de posible discriminación. En vez de proteger nuestra libertad, esta ley nos hará sus esclavos.





Ahora, ¿No será que el proyecto esconde otro tipo de intenciones para imponer en nuestra sociedad?

Extracto, tomado de el mostrador.cl

Autora: María Fernanda Badrie

Abogada. Directora de Extensión del Instituto de Estudios de la Sociedad







Creemos, sin temor a equivocarnos que la verdadera intención de esta ley, no es proteger para que nadie sea discriminado, sino, como se pregunta la autora del extracto con que empieza esta reflexión, imponer en nuestra sociedad, la aceptación, a través de esta ley, de una conducta de vida que atenta contra la moralidad y las buenas costumbres y que además esta reñida con la enseñanza Bíblica, que es la verdad de Dios.

Al empezar este ciclo de tres temas, el cual culmina con esta reflexión, hacíamos referencia a: LEYES QUE LOS PAISES HAN APROBADO QUE VAN EN CONTRA DEL MANDATO DIVINO, (LA BIBLIA), Y QUE DE ALGUNA MANERA ATENTAN EN CONTRA DE LA PROCLAMACIÓN DEL EVANGELIO.

Aunque se proclame que esta ley está destinada a proteger a toda persona, la verdad es que, los que no estamos de acuerdo en aceptar un estilo de vida, la cual según la Biblia, que es la palabra de Dios, es pecado de inmoralidad, quedamos en la mas grande indefensión, porque a través de esta ley se nos quiere imponer a aceptar cierto estilo de vida, sin tener la posibilidad de enseñar públicamente lo que Dios, el autor de la vida, dice al respecto, sin sufrir las consecuencias de esta ley.

El solo hecho del nombre que se le dio a esta ley, nos da la razón para creer que está orientada solo a un segmento de personas.

Cabe resaltar que, no estamos de acuerdo ni apoyamos la violencia en toda su expresión, porque como la iglesia de Dios, somos llamados a amar a nuestro prójimo y a través de la predicación de la verdad de Dios, dar a conocer Su voluntad y el propósito para cada una de nuestras vidas y llamar al pecador al arrepentimiento.

Por lo tanto, para cerrar este ciclo de temas, creemos que este tipo de leyes tienen por objetivo amedrentarnos para que no se predique la verdad de Dios, Su evangelio y el perdón que Dios ofrece a través del sacrificio de Cristo el cual a cambiado miles de vidas, restaurado matrimonios, convenciendo de pecado y llevando a los corazones al arrepentimiento y reconciliación con Dios.

Entonces, siendo fiel al llamado que Dios nos ha hecho, seguiremos llamando al pecado, pecado, dando a conocer la verdad de Dios y proclamando que en Cristo hay restauración y perdón.





y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.

lunes, 11 de abril de 2011

¿Qué sucede después de la muerte?

TERCERA PARTE

¿Cómo seremos en el cielo?

En el momento de la muerte física, el alma se separa del cuerpo y entra de inmediato a la presencia del Señor. Miremos una vez más las palabras de Pablo en 2 Corintios 5:8, que dice: "Así que nos mantenemos confiados y preferiríamos ausentarnos de este cuerpo y vivir junto al Señor". El alma en el cielo se perfecciona en santidad y desaparece por completo nuestra antigua naturaleza pecaminosa. Como se señaló anteriormente, Hebreos 12:23 menciona "los espíritus de los justos que han llegado a la perfección". Los espíritus de los santos están en el cielo y han llegado a la perfección. La lucha contra el pecado que describió Pablo y en la cual participan todos los cristianos finaliza para siempre cuando, después de la muerte, entramos en nuestra condición glorificada.

No permaneceremos en el reino de los cielos como alma sin cuerpo. En el tiempo establecido por Dios habrá una resurrección final donde el espíritu se unirá al cuerpo resucitado. Si bien varían las opiniones de los cristianos con respecto a cuándo se producirá esta resurrección, todos estamos de acuerdo con respecto a la resurrección del cuerpo. ¿Qué apariencia tendrá el cuerpo resucitado? Filipenses 3:20, 21 dice: "Somos ciudadanos del cielo, de donde anhelamos recibir al Salvador, el Señor Jesucristo. Él transformará nuestro cuerpo miserable para que sea como su cuerpo glorioso". 1 Juan 3:2 promete: "Sabemos, sin embargo, que cuando Cristo venga seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como él es".

A partir de estos dos pasajes sabemos que nuestros cuerpos glorificados serán como el de Cristo. No seremos deificados, sino que nuestros cuerpos tendrán las mismas cualidades que el cuerpo resucitado de Jesús. Nuestros cuerpos celestiales serán nuestros cuerpos terrenales glorificados. El cuerpo de Cristo que murió en la cruz era el mismo que resucitó. Su cuerpo glorificado pudo pasar a través de las paredes, aparecer repentinamente, y ascender a los cielos.

2 Corintios 5:1 nos dice: "Tenemos de Dios un edificio, una casa eterna en el cielo, no construida por manos humanas". Las manos de Dios formarán el cuerpo resucitado. Según dice 1 Corintios 15:39, 40, 42b, 43:

No todos los cuerpos son iguales: hay cuerpos humanos; también los hay de animales terrestres, de aves y de peces. Así mismo hay cuerpos celestes y cuerpos terrestres; pero el esplendor de los cuerpos celestes es uno, y el de los cuerpos terrestres es otro. . . Lo que se siembra en corrupción, resucita en incorrupción; lo que se siembra en oprobio, resucita en gloria; lo que se siembra en debilidad, resucita en poder; se siembra un cuerpo natural, resucita un cuerpo espiritual. Al responder a los que desprecian la resurrección, Pablo explica que nuestros cuerpos celestiales tendrán diferencias con nuestros cuerpos terrenales. Serán cuerpos encarnados, pero tan distintos de nuestros cuerpos terrenales como lo son nuestros cuerpos de los de los animales.

Podemos concluir además que, como una semilla, el cuerpo será sembrado o enterrado y que algún día volverá a la vida. Se entierra en muerte, corrupción, debilidad y deshonor. Al resucitar será cambiado desde todos los puntos de vista. Resucita imperecedero, glorioso, poderoso y espiritual. Entonces tendremos cuerpos eternos, permanentes y perfeccionados.

También mantendremos nuestra identidad. En Lucas 16:23, Lázaro, el hombre rico, y Abraham retuvieron todos su identidad. Llegará el día en que ya no tendremos que enfrentarnos a la debilidad del pecado, la enfermedad, la vejez. Hay un gran futuro por delante para los que están en Cristo.

¿Qué haremos en el cielo?

¿Qué haremos en el cielo durante toda la eternidad? Algunos se imaginan jugando al golf eternamente, mientras que otros imaginan santos flotando en las nubes con arpas de oro. Si bien son pensamientos agradables, no llegan a vislumbrar el glorioso futuro que les espera a los que están en Cristo. Sabemos relativamente poco sobre las actividades que tendrán lugar en el cielo ya que sólo se nos ofrece un breve pantallazo de nuestra vida venidera. En primer lugar, el momento que los santos de todos los tiempos esperan ansiosos es encontrarse cara a cara con el Señor al que han servido. Este será el primer y más grandioso momento después de la muerte física. A partir de allí disfrutaremos de la "koinonia" y la comunión en su presencia durante toda la eternidad.

En segundo lugar, nuestra vida en el cielo implica adoración. Tenemos una clara descripción de esto en Apocalipsis 19:1-5:

Después de esto oí en el cielo un tremendo bullicio, como el de una inmensa multitud que exclamaba: "¡Aleluya! La salvación, la gloria y el poder son de nuestro Dios, pues sus juicios son verdaderos y justos..." Y volvieron a exclamar: "¡Aleluya! El humo de ella sube por los siglos de los siglos." Entonces los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes se postraron y adoraron a Dios, que estaba sentado en el trono, y dijeron: "¡Amén, Aleluya!" Y del trono salió una voz que decía: "¡Alaben ustedes a nuestro Dios, todos sus siervos, grandes y pequeños, que con reverente temor le sirven!"

Como el bullicio de una gran multitud, llegan las alabanzas de los santos de todos los tiempos. Hace un tiempo los hombres de nuestra iglesia describieron la experiencia de cantar un himno, "Cuán grande es Él" en una conferencia de un grupo denominado Promise Keepers [Cumplidores del pacto]. No tenían palabras que pudieran describir con precisión tan sublime experiencia. Su mejor intento por ponerlo en palabras fue: "¡Impresionante! ¡Simplemente impresionante!". ¿Pueden imaginarse entonces lo que será cuando cantemos "Santo, Santo, Santo" junto con los santos de todos los tiempos en la presencia de Dios? Nuestra adoración aquí en la tierra es la preparación para nuestra gran adoración futura en el cielo.

En tercer lugar está el aspecto del descanso. El descanso celestial aquí no implica una cesación de nuestras actividades, sino la experiencia de llegar a una meta de crucial importancia. El escritor de Hebreos 4:9, 10 dice, al hablar al pueblo de Dios: "Por consiguiente, queda todavía un reposo especial para el pueblo de Dios; porque el que entra en el reposo de Dios descansa también de sus obras, así como Dios descansó de las suyas". El cielo es la meta final que alcanzamos después de nuestro peregrinaje aquí en la tierra. Descansaremos de nuestros sufrimientos y esfuerzos contra las enfermedades, la carne, el mundo y el diablo.

En cuarto lugar serviremos al Señor. Lucas 19:11-27 enseña una parábola sobre la mayordomía. Los siervos juiciosos que multiplicaron los talentos del maestro recibieron autoridad sobre diez y cinco ciudades. Apocalipsis 22:3 nos dice: "El trono de Dios y del Cordero estará en la ciudad. Sus siervos lo adorarán". En 1 Corintios 6:3 Pablo reprende a los cristianos carnales que no pueden solucionar las diferencias entre ellos y les pregunta: "¿No saben que aun a los ángeles los juzgaremos?". En Apocalipsis 3:21 el Señor Jesús promete: "Al que salga vencedor le daré el derecho de sentarse conmigo en mi trono, como también yo vencí y me senté con mi Padre en su trono". Aparentemente tendremos autoridad sobre una esfera del reino eterno de Dios. La cantidad que recibamos dependerá de nuestra fidelidad a él en esta tierra.

En quinto lugar, experimentaremos comunión con Dios y con los que nos rodean. Una de las experiencias más dolorosas es la despedida. Ya sea que un ser querido se traslade a otro lugar, o que muera, siempre implica dolor el decir adiós. El cristiano tiene la esperanza de saber que nuestras despedidas no serán para siempre. Algún día volveremos a encontrarnos, y esta vez nunca más volveremos a despedirnos. ¡Lo que encontrará el creyente después de la muerte es un futuro glorioso imposible de imaginar en todas sus dimensiones!

domingo, 10 de abril de 2011

¿Qué sucede después de la muerte?


SEGUNDA PARTE

¿Podemos comunicarnos con los muertos?

¿Los espíritus de los muertos pueden comunicarse con los vivos? Uno de los programas más populares de la televisión moderna es "Crossing Over" [Cruzando del otro lado], conducido por el vidente John Edward. Al igual que otros videntes, Edward asegura poder comunicarse con los espíritus de los muertos. Deja boquiabiertos a los espectadores al revelarles detalles que sólo el ser amado fallecido podría saber. A partir de esta comunicación, las personas buscan consuelo, consejos y aliento. La Biblia enseña que la comunicación con los muertos no es posible. Una y otra vez en la Biblia, Dios ordena a su pueblo desistir de la práctica de la necromancia, el arte de comunicarse con los muertos. Deuteronomio 18:10, 11 dice:

Nadie entre los tuyos deberá sacrificar a su hijo o hija en el fuego; ni practicar adivinación, brujería o hechicería; ni hacer conjuros, servir de médium espiritista o consultar a los muertos . . .

Los cananeos consultaban a los espíritus y a los muertos con la esperanza de obtener poder y de predecir los eventos futuros. Esta práctica es una abominación ante Dios y es la razón por la que los cananeos fueron expulsados de esa tierra. Israel recibió la advertencia de no imitar a los cananeos, pues de lo contrario ellos sufrirían una pena similar.

El contacto con los muertos está prohibido porque los espíritus de los muertos no pueden comunicarse con los vivos. En Lucas 16, el hombre rico que sufría en el infierno buscaba una manera de comunicarse con su familia que estaba viva para advertirles del destino que les esperaba. Sin embargo, no hubo manera de que se comunicara con ellos, y los vivos tampoco podían comunicarse con él.

¿Con quiénes se están comunicando, entonces, los médium y espiritistas? Si efectivamente están comunicándose con un ser espiritual, lo más probable es que sea un impostor demoníaco. Y si bien el espíritu demoníaco puede comunicar algunas cosas ciertas, la verdadera intención del espíritu es engañar a los familiares y alejarlos del Señor. Esta práctica a la larga puede llevar a la posesión demoníaca y a que la persona quede muy lastimada.

En Hechos 16:16 Pablo se encontró con una joven que podía predecir el futuro porque estaba poseída por un espíritu. Sabiendo esto, Pablo finalmente expulsó al espíritu. La Biblia siempre prohíbe la práctica de la necromancia.

Algunos seguramente intentarán defender la necromancia señalando el pasaje de 1 Samuel 28. Aquí Saúl pide a la adivina de Endor que llame a Samuel de la tumba. El espíritu de Samuel se levanta y anuncia un mensaje profético a Saúl. Las opiniones de los estudiosos bíblicos están divididas con respecto a este relato. Algunos creen que fue un impostor demoníaco haciéndose pasar por Samuel. Yo creo que, ya que se cumplió esta profecía, éste realmente era el profeta Samuel. A pesar de la desobediencia de Saúl, Dios hizo una excepción en este caso.

Cualquiera sea el punto de vista que uno defienda, es claro que este versículo no nos alienta a consultar con los médium. Saúl en este momento de su vida estaba fuera de la voluntad de Dios y debido a que el Espíritu de Dios le había abandonado, no podía recibir palabra de Dios. Desesperado, y siguiendo una constante en su vida, desobedeció a Dios, y sufrió las consecuencias. Este relato de Saúl nos enseña una lección y no es un ejemplo que debamos seguir.

Un minuto después de la muerte

¿Qué sucede con nuestro último aliento? La Biblia nos enseña lo que habrá de ocurrir. En primer lugar, nuestra alma y espíritu inmaterial se separan de nuestro cuerpo físico. Luego, recibiremos de inmediato la sentencia en el juicio que determinará nuestro destino eterno. Aquellos que hayan confiado en el pago de Cristo en la cruz por nuestros pecados entrarán a la vida eterna en la presencia de Dios. 2 Corintios 5:8 dice: "Así que nos mantenemos confiados y preferiríamos ausentarnos de este cuerpo y vivir junto al Señor". No habrá demora en un estado de inconsciencia al que muchos denominan "sueño del alma-2. Estaremos de inmediato ante la presencia de Dios. En segundo lugar, el alma en el cielo se perfecciona en santidad, y desaparece por completo nuestra antigua naturaleza pecaminosa. Hebreos 12:23 menciona "los espíritus de los justos que han llegado a la perfección". Los espíritus de los santos están en el reino de los cielos y han llegado a la perfección. La lucha contra el pecado que describió Pablo y en la cual participan todos los cristianos finaliza para siempre cuando, después de la muerte, entramos en nuestra condición glorificada.

Aquellos que rechazan este don recibirán lo que han elegido, la eternidad separados de Dios en el infierno. Hebreos 9:27 dice: "Así como está establecido que los seres humanos mueran una vez, y después venga el juicio..." No hay segunda oportunidad, y no hay ciclo de reencarnación. Nuestro destino eterno está determinado por la decisión que tomamos con respecto a Cristo aquí en la tierra. Muchos asumen que después de recibir a Cristo todo lo que queda es una entrada gozosa al paraíso. Las Escrituras nos enseñan que Jesús nos recompensará según la manera en que hayamos vivido en la tierra. Enseñó este principio con la parábola de los talentos en Lucas 19. A cada siervo se le encomendó que administrara los talentos que su señor le entregaba. Al retorno del señor, cada siervo debía rendir cuentas sobre la forma en que había administrado los talentos encomendados. Los siervos juiciosos recibieron una recompensa mientras que el siervo malvado fue expulsado.

La lección para el cristiano es que cada uno de nosotros deberá rendir cuentas por el tiempo que hemos pasado aquí en la tierra. Esto no es lo mismo que el juicio que evaluará nuestra condición con respecto a la salvación. La muerte de Cristo en la cruz permite que todos los que crean entren al reino de Dios. Seremos juzgados por nuestras obras hechas a partir del momento de nuestra salvación. Este juicio a los creyentes se denomina el Tribunal de Cristo, acontecimiento que se describe en 1 Corintios 3:11-15:

Porque nadie puede poner un fundamento diferente del que ya está puesto, que es Jesucristo. Si alguien construye sobre este fundamento, ya sea con oro, plata y piedras preciosas, o con madera, heno y paja, su obra se mostrará tal cual es, pues el día del juicio la dejará al descubierto. El fuego la dará a conocer, y pondrá a prueba la calidad del trabajo de cada uno. Si lo que alguien ha construido permanece, recibirá su recompensa, pero si su obra es consumida por las llamas, él sufrirá pérdida. Será salvo, pero como quien pasa por el fuego.

Pablo declara que Cristo es nuestro fundamento. Nuestras obras son la edificación sobre este fundamento. Los materiales de oro, plata y piedras preciosas se refieren a obras realizadas con motivos puros para la gloria de Dios. Las obras de madera, heno y paja son las que se hacen con motivos equivocados, sólo para gloriarse uno mismo.

En el Tribunal de Cristo nuestras obras serán probadas con fuego divino. Aquellas obras que se hicieron para la gloria de Dios resistirán las llamas y serán nuestra recompensa. Algunos verán con tristeza cómo las llamas consumen ante sus ojos todas las obras que realizaron en la tierra y entrarán al cielo con poca recompensa o ninguna.

Los no creyentes serán juzgados y sentenciados al infierno. Al final de los tiempos se enfrentarán al juicio ante el Gran Trono Blanco. Aquí serán juzgados todos los muertos no justos desde el comienzo de los tiempos conforme a su rechazo del Salvador. Luego serán echados al lago de fuego para toda la eternidad. Apocalipsis 20:11-15 dice:

Luego vi un gran trono blanco y a alguien que estaba sentado en él. De su presencia huyeron la tierra y el cielo, sin dejar rastro alguno. Vi también a los muertos, grandes y pequeños, de pie delante del trono. Se abrieron unos libros, y luego otro, que es el libro de la vida. Los muertos fueron juzgados según los que habían hecho, conforme a lo que estaba escrito en los libros. El mar devolvió sus muertos; la muerte y el infierno devolvieron los suyos, y cada uno fue juzgado según lo que había hecho. La muerte y el infierno fueron arrojados al lago de fuego. Este lago de fuego es la muerte segunda. Aquel cuyo nombre no estaba escrito en el libro de la vida era arrojado al lago de fuego. Sabiendo que como cristianos algún día tendremos que rendir cuentas de nuestras vidas, deberíamos vivir como juiciosos mayordomos administrando lo que Dios nos dio. El saber el destino que le tocará a los que no son salvos debería llenarnos del coraje de compartir a Cristo sin vergüenza, con urgencia, a todos los que nos rodean. El saber lo que se encuentra más allá de la tumba debería motivarnos a vivir nuestra vida en la tierra con una misión.

viernes, 8 de abril de 2011

¿Qué sucede después de la muerte?


PRIMERA PARTE
Distintas perspectivas sobre la muerte

Desde el principio de la humanidad, el hombre se plantea la pregunta "¿Qué sucede después de la muerte?". Nuestra respuesta ante esta disyuntiva tiene enorme implicancias para nuestra vida aquí en la tierra. Si bien hay muchos que intentan escapar del tema, tarde o temprano debemos enfrentarlo. Hay muchas respuestas a esta pregunta, todas ellas distintas.

Los ateos creen que al morir dejamos de existir. No hay vida después de la muerte ni un alma eterna que continúa hasta la eternidad. Lo único que podemos esperar es nuestra muerte inevitable, la futura muerte de la humanidad, y del universo. Y es frente a este futuro que el ateo debe encontrar un sentido y un propósito para su propia existencia.

Las religiones orientales y de la Nueva Era, que apoyan una visión panteísta del mundo, enseñan que cada uno atraviesa un ciclo infinito de reencarnaciones hasta que se rompe el ciclo y la persona se hace uno con lo divino. La forma que tome una persona en la vida siguiente dependerá de la calidad de la vida anterior. Al unirse con lo divino, deja de existir como individuo, pero se vuelve parte de la fuerza de vida divina, como una gota de agua que vuelve al océano.

Los que sostienen religiones animistas o tribales creen que después de la muerte el alma humana permanece en la tierra o viaja para reunirse con los espíritus de los ancestros que yacen en el submundo, también llamado el reino de las sombras. Durante toda la eternidad vagan a oscuras, sin experimentar gozo o desolación. Se puede llamar a los espíritus de algunos muertos para ayudar o atormentar a los que están en la tierra.

El Islam enseña que al final de los tiempos Dios juzgara las obras de todos los hombres. Aquellos cuyas buenas obras son más que sus malas obras entrarán en el reino de los cielos. El resto quedará sentenciado al infierno. El Corán enseña que en el cielo los hombres tomarán vino y recibirán las atenciones de doncellas celestiales, y que podrán tomar a varias de estas doncellas por esposas.

La mayoría de las perspectivas del mundo deben aceptar la creencia en la vida después de la muerte sobre la base de una fe no comprobada, pero la esperanza cristiana tiene una particular certeza por dos razones: la resurrección de Cristo y el testimonio de la Palabra de Dios. La Biblia ofrece la visión verídica de lo que sucede después de la muerte. Sin embargo, muchos cristianos están equivocados con respecto a su interpretación de la vida después de la muerte. Algunos creen que se convierten en ángeles, otros creen que entran en un estado de "sueño del alma", mientras que aun otros creen que estarán flotando en las nubes tocando el arpa. En este artículo consideraremos algunos de los conceptos populares erróneos de lo que hay más allá de la tumba, e intentaremos percibir lo que enseña la Biblia.

Los cristianos pueden tener la certeza de que la muerte es algo que no deben temer. Muy por el contrario, al morir llegamos a nuestro hogar en el cielo. El vivir implica existir en un país extranjero. La muerte ya no tiene aguijón y hoy es victoria a través de la resurrección de Jesús nuestro Señor.

Experiencias cercanas a la muerte

En los últimos treinta años hubo miles de personas que afirmaron haber tenido experiencias cercanas a la muerte (ECM; en inglés, NDE:"near death experiences"). Las ECM son sucesos en los que una persona en estado de total conciencia abandona su cuerpo e ingresa en otro mundo. Las experiencias de este tipo llevaron a una transformación total en la vida de muchas personas. ¿Qué interpretación se puede dar a estos relatos?

Es importante comprender que las ECM provienen de personas que han estado clínicamente y no biológicamente muertas. En el caso de muerte clínica, desaparecen todas las señales externas de vida, como la conciencia, el pulso y la respiración. En estos casos sobreviene la muerte biológica si no se toman medidas para revertir la situación. La muerte biológica, en cambio, no se puede cambiar con ningún tipo de atención o cuidados, ya que es físicamente irreversible.{1}

Los relatos de ECM se producen en distintas etapas de la muerte clínica. Algunos ocurren cuando el paciente se encuentra en estado de coma, muy cercano a la muerte, o ya clínicamente muerto. Otros relatos se producen cuando deja de latir el corazón del paciente, o cuando el cerebro del paciente deja de registrar actividad en el monitor del EEG. No existen registros de casos de muerte biológica o irreversible durante un tiempo significativo seguido de una resurrección.

Lo que intriga a científicos y teólogos por igual en sus estudios de las ECM es que muchos pacientes describen experiencias similares, entre las que se incluyen abandonar el cuerpo y observar desde arriba mientras los médicos están trabajando, ingresar a un túnel oscuro, ver luz, ver a otras personas, encuentros con seres espirituales, una sensación de inmensa paz, y luego el retorno al cuerpo.

Muchos científicos y médicos con distintas visiones del mundo han intentado encontrar una explicación de este fenómeno. Los que tienen una visión atea buscan darle explicaciones desde lo natural, que van desde alucinaciones inducidas por la medicación, reacciones químicas que experimenta el cerebro durante una crisis cercana a la muerte, encuentros anteriores que habían caído en el olvido, y otras. Pero de ninguna manera logran develar este fenómeno.

Muchas ECM se producen sin medicación, como en el caso de personas rescatadas del agua, clínicamente muertas. Además, miles de víctimas de ECM pudieron describir claramente y con lujo de detalles lugares y personas que vieron mientras se encontraban en estado de muerte clínica. Una jovencita, que se encontraba casi muerta, pudo describir lo que hizo su familia esa noche en la casa, lo que hicieron para cenar, dónde se sentó cada uno e incluso las conversaciones que tuvieron. Otros pudieron describir en detalle objetos que se hallaban en habitaciones cercanas y más alejadas de la propia. Un paciente describió un zapato que estaba en la azotea del hospital. Cuando las enfermeras fueron a ver, encontraron el zapato exactamente como lo había descrito ella. Un niño que sufrió un accidente junto a su madre y su hermano dijo a los que lo rodeaban, sólo unos instantes antes de morir: "Me están esperando ahora". El médico descubrió que justamente a esa hora en otro hospital habían muerto la madre y el hermano del niño. Gary Habermas y J.P. Moreland consideran el tema de las ECM desde distintas perspectivas en su libro Beyond Death [Más allá de la muerte], donde argumentan que las explicaciones desde lo natural no aclaran de manera satisfactoria lo que sucede durante las ECM.

Si bien las ECM no ofrecen una prueba concluyente de la existencia del cielo o del infierno, al menos indican que en el momento de la muerte el alma se separa del cuerpo y que el espíritu de la persona está conciente y es coherente.

Sin embargo, las ECM no reflejan claramente lo que se encuentra más allá de la tumba. Las ECM son relatos que ofrecen apenas un vistazo de lo que sucede más allá de la cortina de la muerte, y por lo tanto el panorama que nos dan es incompleto. Colosenses 1:18 nos dice que Jesús "es el primogénito de la resurrección, para ser en todo primero". Cristo superó la muerte biológica y vive para siempre con autoridad sobre toda la creación. Su supremacía sobre todas las cosas se estableció a través de su resurrección. Sabemos, además, que Satanás se disfraza de ángel de luz y que puede aparecer con distintos aspectos. Es fundamental que evaluemos todas las experiencias a la luz de las Escrituras.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Renueva tu fe en estas fechas

¿Por qué la apatía en estas fechas? , ¿Por qué el desagrado de lo que te rodea?, no hace falta mas que solo recordar para alegrarte esta Navidad. Recuerda hace unas Navidades, cuando el frío congelaba tu corazón. Recuerda hace unas Navidades cuando solo anhelabas un poco de paz cómo regalo de Navidad.

Si bien es cierto que ha sido un año difícil, también es verdad que ya no eres el mismo de antes. Conociste a aquel que le ha nacido a la humanidad para regalarles libertad. Tal vez te has encontrado bajo pruebas y tu fe se ha nublado, pero eso no es razón suficiente para seguir con esa apatía ante la vida. Hay gente alrededor tuyo que anhela ese gran regalo que un día recibiste, hay personas desesperanzadas anhelando escuchar acerca de la salvación.

Es tiempo de renovarte, es tiempo de volver a creer y encender la llama esta Navidad. No mires lo que no tienes, solo mira dónde ya no estás, esa es hoy tu realidad. Tal vez no tengas dinero para comprar costosos regalos pero hoy tienes un corazón que puede dar amor. Tal vez no tengas ese empleo por el cual tanto luchaste pero por la gracia de Dios hoy has sido restaurado para glorificarle a él con tus dones y talentos. Tal vez tu salud no ha sido totalmente reestablecida pero tu hombre interior es fuerte cómo un roble.

Qué te parece si mejor recuerdas quién ya no eres y todas las bendiciones que hay en tu vida desde que aceptaste a Cristo en tu corazón. Qué te parece si mejor comienzas a cantar y declaras las maravillas que ha hecho Cristo en tu vida. Qué te parece si comienzas a vivir de la manera que un día prometiste a tu salvador, regalando amor.

Navidad celebra un nacimiento, tal vez exista debate respecto a la fecha en qué nació nuestro salvador y muchos se inclinen por no celebrar estas fechas cómo su nacimiento; pero lejos de celebrar el nacimiento de Jesús en estas fechas, todos los días debemos celebrar su llegada a nuestros corazones y alabarle con nuestras vidas.

Qué te parece si el día de hoy dejas a un lado todas tus cargas y solamente alabas a aquél que te devolvió la vida y ha dado un futuro de esperanza. Qué te parece si echas fuera la apatía y con tu nuevo corazón compartes amor esta Navidad.

Yo te invito a que esta Navidad compartas con alguien el mejor regalo que puedan recibir, a Cristo en su corazón. Y de esa manera todo volverá a tomar sentido esta Navidad.

ISAIAS 9:6 “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz”
Autor: Richy Esparza

martes, 21 de diciembre de 2010

La esencia de Navidad es Amor

Se nos dice que la Navidad es una “época de alegría” y un “momento de gozo”.
Pero, en tanto la Navidad se acerca, ¿no experimentas a veces cosas muy lejos de alegría y gozo?
¿Te encuentras hundido y tus días llenos de cosas por hacer?
¿Estas cansado después de un largo año y los numerosos problemas y dificultades que aparecen en tu camino?
¿Te parece que la Navidad es una presión más y una demanda más de tu tiempo.
Deténte por un minuto.
Es posible que pienses que no tienes tiempo para detenerte, pero debieras hacerlo.
Deseo ayudarte a experimentar la calma y la paz esta Navidad. En vez de esperar a sobrevivir las fiestas, quiero mostrarte que realmente gozarás este momento!
Significará sin embargo un intercambio.
Tu tendrás que abandonar algo en tu ocupada vida para que puedas hacer espacio para algo mejor.
Tu puedes mirar a cada Navidad como que necesita ser mas grande y mejor que la anterior, y ansiosamente ocuparás cada momento haciendo preparativos para esa meta.
Pero a veces menos es más.
¿Te has detenido a pensar respecto a que si todo este correr es necesario?
¿Te está haciendo a tí y a tus amados más feliz esta Navidad?
¿O estás dejando fuera las cosas verdaderamente importantes en la vida para así seleccionar los regalos perfectos, arreglar las decoraciones impecablemente, y reunir los mas suntuosos ingredientes para la cena de Navidad?
Mientras menos desesperado estés en crear la Navidad “perfecta”, más tiempo encontrarás para gozarla.
Mientras menos estresado y presionado estés, más felicidad y alegría llenará los momentos que tu y tus amados tendrán juntos.
La Navidad se goza mejor cuando no está centrada en las decoraciones, regalos, o festividades, sino cuando el amor es el centro.
El amor es la esencia de la Navidad
La Navidad debiera significar ocupar tiempo precioso con tu familia y amigos. Tiene que ver con acariciar y celebrar el amor que compartes.
Tristemente, el amor puede perderse antre el movimiento y el bullicio. A veces está tapado por las decoraciones y regalos, las compras sin fin, y la cena de Navidad y su contenido.
La Navidad es época de fiesta, pero tiene que ver con mucho más que eso.
La Navidad es Mi cumpleaños. Es época de celebrar el mas grande regalo dado a la humanidad.
¿Puedes tomar un momento para Mi ahora, en honor de Mi cumpleaños?
¿Puedes gastar un minuto para dejar que te diga cuanto Te amo??
¿Puedes parar para agradecerme por Mi amor, y reflexionar cómo puedes esparcir más amor por el mundo?
Fue el amor por tí que Me trajo a la Tierra hace más de 2000 años.
Fue el amor el que Me dió ímpetu para caminar por tu mundo y ser uno de los tuyos, para vivir y morir por tí.
El amor fue, y aún es, el centro de Mi existencia.
Todo lo que he hecho ha sido por amor a tí personalmente, y por amor a la humanidad como un todo.
Tu significas mucho para Mi!
En esta Navidad, toma tiempo para amar..
Si lo haces, estarás dándome un maravilloso regalo, y Me será posible darte especiales regalos este año.
Jesús.
Las festivas decoraciones, los deliciosos alimentos, los muchos regalos, caerán en el olvido la mayor parte de ellos, perdidos entre los recuerdos de muchas Navidades; pero el amor que habrás compartido y alimentado vivirán por siempre.
Si tu aún no has experimentado el hermoso amor de Jesús, el corazón y el alma de la Navidad, puedes hacerlo ahora.
Todo lo que necesitas es invitarle a entrar en tu corazón y vida.

ORACION:
Jesus, te agradezco por el amor que me has mostrado al venir a la Tierra, al vivir y morir por mí. Quiero celebrar esta Navidad contigo. Deseo conocerte, recibir Tu amor y Tu regalo de la vida eterna. Por favor toca mi vida con el amor que Tu tienes para ofrecer, y ayudame a compartir ese amor con otros también.
Fuente: www.tommyswindow.com

jueves, 16 de diciembre de 2010

Navidad, ¿historia o leyenda?

EL BÉLEN O EL «PESEBRE»
Segunda parte


El origen del Belén (otros lo llaman «el pesebre») se le atribuye a Francisco de Asís. Cuentan que celebró en un establo del bosque de Graccio, Italia, un culto de Navidad. Sirviéndose de un pesebre, Francisco improvisó un altar, mientras hombres y mujeres hacían el papel de José, María y los magos en presencia de animales. Esta representación fue luego a las iglesias y finalmente a los hogares. Su apelativo fue que este drama salía directamente de la Biblia y no de los mitos paganos.

En el siglo IV, empezaron a representarse plásticamente personajes bíblicos, con la inseparable imagen del buey, la vaca y el asno. Interesantemente, el simbolismo no terminó con representaciones reales o imaginarias del pesebre. Gradualmente se añadieron nuevas costumbres que no tenían nada que ver con la historia bíblica.

PAVOS Y GALLOS
Antes del descubrimiento de América, las celebraciones religiosas, se hacían con la inmolación de gallos y gallinas. (En el Japón, hace siglos, el gallo era adorado, y los chinos lo situaron en el décimo lugar de los signos del zodiaco, dándole el nombre de «Ki», que significa «buen augurio».) En el siglo VIII, se creía que el gallo era portador de presagios y la gallina propiciadora de abundancia. Por eso estos animales fueron los preferidos de Navidad y Año Nuevo.

Los conquistadores se llevaron esta creencia al Nuevo Mundo, pero allí hallaron un animal plumífero de mayor tamaño, y lo consideraron inmediatamente. El pavo, no obstante, no fue plato navideño hasta mucho después que Hernán Cortés lo trajera de América; el pavo pasó rápidamente a ser al plato fuerte de las celebraciones religiosas: el Día de Acción de Gracias en EE.UU., y la Navidad europea.

EL ÁRBOL DE NAVIDAD
El abeto —árbol de hoja perenne— con ramas cubiertas de hojas alternas, todas semejantes, apalancas y mucho más cortas que los pinos, es el árbol de Navidad. Los nórdicos de antaño acostumbraban a sembrar tal árbol frente a sus casas, lo que constituía un símbolo de la inmortalidad.

Se cree que la costumbre de colocar el árbol en Navidad nació en Alemania en el siglo VIII. De su origen, se cuenta que fue San Bonifacio, un misionero británico nacido en 680, quien lo consagró como símbolo de estas fiestas. Bonifacio (llamado «apóstol de Alemania») en un sermón de Navidad, estaba empeñado en convertir a unos druidas1 que idolatraban a los robles. Para obtener el necesario golpe de efecto, derribó uno de esos árboles ante los asombrados ojos de ellos con tan buena fortuna que la caída del roble aplastó todo vegetal que se encontró a su paso, menos un pequeño abeto, al que San Bartolomé llamó desde entonces «árbol del Niño Jesús», con lo que la tradición estaba servida.

La costumbre fue colgar dulces en sus ramas para los niños.

En el siglo XVI, se cuenta que Martín Lutero, regresando a su casa una Noche Buena, vio las hojas de un abeto maravillosamente reflejar las estrellas. Fue tan impresionado que lo cortó, y lo llevó a su casa. Lo iluminó con velas, para que sus hijos pudieran apreciar el espectáculo. Así comenzó la práctica de iluminar los arbolitos en la época de Navidad.