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miércoles, 17 de febrero de 2010

MATRIMONIO Y DIVORCIO

por Enrique Zapata

Nuestro problema para manejar el tema del divorcio es que nuestra cultura ha influido en todos nosotros. Por lo tanto, nuestra comprensión de la verdad bíblica sobre el tema es vital porque afecta la forma en que ministramos, o dejamos de hacerlo, a otras personas.




No podemos ser cristianos, aunque nos gustaría—, dijo el carpintero a quien le estaba testificando.
—¿Por qué?—, le pregunté.
—Mi mujer y yo fuimos a una iglesia evangélica para serlo, pero nos dijeron que no podríamos ser salvos debido a que, según ellos, estábamos viviendo en pecado.
—¿Como es eso?—, volví a preguntar. Él siguió explicándome:
—Cuando tenía 19 años me casé con una vecina, pero nos fue muy mal. Siempre nos peleábamos, hasta que al fin nos separamos. Al pasar los años conocí a Estela y me junté con ella. Realmente somos muy felices; ahora tenemos un hijo. Decidimos leer juntos la Biblia y fue muy importante para nosotros. Después de haber leído mucho decidimos buscar una iglesia para aprender más.Cuando llegamos a esa iglesia que le contaba nos dijeron que estábamos viviendo en adulterio, que sólo podríamos ser salvos si nos separábamos.
Nos sobrevino una gran tristeza, porque habíamos comenzado a amar a ese Dios del cual habíamos leído en la Biblia, pero sentíamos que no podríamos ser salvos por lo que nos dijeron. Para ser salvos tendríamos que separarnos. ¿Y nuestro hijo? ¿Y nosotros? ¿No había ninguna provisión para aquellos que se habían equivocado en su juventud? Volví a mi casa pensando: ¿Cuál es la solución para este problema? Me había criado en un buen hogar evangélico, conocía suficientes argumentos, pero nunca me había encontrado con un caso semejante, que alguien sintiera tanto dolor por no poder ser del Señor.
Decidí volver a estudiar las Escrituras. Utilizando una concordancia; comencé por el primer texto que hablaba del matrimonio o el divorcio y fui estudiando todos ellos con cuidado. Descubrí que el concepto de divorcio está en la Biblia. Mi problema había sido que nunca había estudiado con cuidado ciertos pasajes que dan gran luz sobre el tema.
Tampoco había estudiado el significado de ciertas palabras en el uso original, sino que les había dado el sentido moderno, que es diferente. Como resultado había aceptado ciertas premisas que no son fáciles de sostener cuando estudiamos toda la Biblia A medida que iba estudiando, entendí también que parte de nuestro problema es que la cultura que nos rodea ha influido en todos nosotros. Al vivir en una cultura católica, nos ocurre lo mismo que a Martín Lutero: mantenemos ciertos conceptos del catolicismo. Muchos hemos mantenido el concepto católico sobre el divorcio. ¿Pero qué es lo que realmente enseña la Biblia?
Para entender claramente el concepto de divorcio, primero debe entenderse el concepto del matrimonio según las Escrituras. En esencia, lo que debemos enfatizar como cristianos es que el matrimonio es mucho más que tener relaciones sexuales con alguien: Es un pacto con Dios y con la otra persona (Mal. 2.14; Pr. 2.17). El matrimonio es una institución fundamental y esencial en la sociedad y debe conformarse al modelo de Cristo y su iglesia. Es un pacto de responsabilidad, y es aborrecible romperlo por razones incorrectas.
En consecuencia, puede decirse, brevemente, que el divorcio:
Nunca es deseable. En ciertas ocasiones puede ser necesario, a causa del pecado; pero en otras ocasiones constituye un pecado en sí (Jr. 3; Esd. 10; Mal 2; Mt. 19).
Entre cristianos nunca es inevitable. Por la gracia de Dios dos personas pueden cambiar y resolver sus problemas (no importa cuál haya sido su pasado o personalidad) si la pareja está dispuesta a buscar al Señor y la ayuda necesaria.
Entre cristianos está permitido bajo ciertas condiciones y formas de proceder, pero Dios nunca lo ordena ni exige (1 Co. 7.10-16; Mt. 19.1-12).
Nuestra comprensión de la verdad sobre el matrimonio y el divorcio es vital porque afecta la forma en que ministramos, o dejamos de hacerlo, a otras personas. Hace poco, después de estudiar el tema con un grupo de pastores, uno de ellos me dijo: "No conocía estos pasajes de la Biblia sobre el tema ¡Cuánto daño he hecho por aconsejar mal!"
Nos guste o no, vivimos en un mundo lleno de personas separadas, divorciadas y juntadas. En Costa Rica, el divorcio está ganando terreno (La Nación, 16 de Marzo del 2000):
• En 1999, de cada cuatro matrimonios que se presentaron al Registro Civil una pareja decidió deshacer su vida conyugal. En sólo seis años, se duplicó el número de divorcios registrados, pues pasaron de 3.385 en 1994 a 6.949 el año pasado. Esa tendencia creciente también se palpa en los juzgados.
• Entre 1991 y 1998, los casos de divorcio tramitados en los tribunales aumentaron de 4.599 a 9.181.
• Mientras tanto, el número de matrimonios que se registra cada año pareciera estancarse. Entre 1995 y 1999, la cifra rondó las 23.500 bodas anuales.
La que gana es la unión de hecho, pues cada vez más costarricenses optan por ella, según se deduce de los datos suministrados por el Instituto Nacional de Estadística y Censos. La Encuesta de hogares del año pasado reveló que en 123.957 hogares costarricenses, los jefes de la familia viven en unión libre. Esto representa un 17,37 por ciento del total de familias costarricenses, un porcentaje mayor al 15,09 por ciento que detectó la encuesta de 1998.
Si deseamos ganar adultos para el Señor, nos vamos a encontrar, constantemente, con casos de personas separadas, divorciadas y/o juntadas. ¿Cuál será nuestra respuesta? ¿Es el divorcio un pecado imperdonable? Si una persona está juntada: ¿Debe separarse para ser salva? ¿Puede bautizarse una persona que está juntada o separada? Si un cristiano o una cristina ha sido abandonado o abandonada por su cónyuge, ¿Puede volver a casarse? ¿En qué situaciones? Si alguien se ha divorciado y vuelto a casar por razones equivocadas: ¿Qué debe hacer?
Para responder a esas preguntas debemos estudiar la Biblia con sumo cuidado, y así entender cuál es el consejo de Dios. Algunas personas responderán esas preguntas con ligereza, recurriendo a sus propios preconceptos, pero ¿qué es lo que Dios desea en cada uno de estos casos? La forma y el cuidado con que interpretemos la Biblia determinarán, en gran manera, nuestras respuestas.
Primero: Para interpretar correctamente lo que enseñan las Escrituras sobre un tema, es vital que estudiemos todos los pasajes relacionados con la cuestión. Es necesario hacerlo con honestidad, sin preconceptos. Muchos cristianos sólo estudian los versículos que sostienen sus posiciones preconcebidas y cambian el sentido básico para transmitir lo que ellos quieren. Tenemos que buscar el significado de las palabras y expresiones en la época en que se escribió el texto.
Segundo: Debe entenderse con claridad el siguiente concepto: En las Escrituras se encuentra lo que podríamos llamar el ideal, lo perfecto, lo que realmente agrada a Dios y lo que es su plan eterno. Él nunca puede decir que algo es bueno si no es perfecto. Nunca puede recomendar algo que esté fuera de su voluntad perfecta. Jesús les enseñó a sus discípulos que debían ser perfectos, así como Dios es perfecto. Nunca pudo decir que estaba bien que fueran un poquito imperfectos. Así también es con el matrimonio: Dios nunca puede decir que es aceptable que el matrimonio no sea una unidad perfecta, que le está permitido al hombre no amar perfectamente a su esposa hasta la muerte. Pero también se encuentra la realidad del pecado, lo que vemos a causa de la caída del hombre. Dios nunca aprueba el pecado. Tampoco cambia sus demandas perfectas a causa de la realidad del pecado. Dios denuncia el pecado y exige que sea considerado un "mal", que no sea suavizado, fácil.
Pero, teniendo en cuenta esa realidad pecaminosa, Dios provee soluciones. No se quedó en el cielo diciendo que, debido a que el hombre había pecado y salido del ideal, no había ningún remedio. Las soluciones de Dios tienen el propósito de resolver el pecado, la realidad. No es que sean en sí mismas lo ideal (y nunca lo van a ser), sino que son remiendos para el problema del pecado. Es similar a lo que ocurre cuando se rompe una obra de arte en cerámica: Podemos denunciar todo lo que deseáramos, aquello que nunca debería haberse roto, pero la realidad es que se rompió. La solución de pegarla con cemento especial resuelve el problema. Esto no significa que lo bueno e ideal fuera pegar la obra de arte con cemento, aunque mejor es eso que dejarla rota.
Muchas veces, estas soluciones todavía quebrantan la ley perfecta de Dios, pero son las soluciones que Él mismo proveyó para el pecado. Por ejemplo, según la ley, cuando una persona mataba a otra en forma deliberada, las autoridades tenían la responsabilidad de asegurar que se matara al asesino. Aun en el Nuevo Testamento, en Romanos 13, dice que el gobierno no lleva en vano "la espada" para castigar a los que hacen mal (la espada simboliza la pena de muerte). Nunca fue lo ideal, la voluntad perfecta de Dios, que un hombre matara a otro, pero, debido a la realidad del pecado, fue necesario legislar para ordenar la situación. Hay cientos de casos en los que vemos a Dios proveyendo, y aun bendiciendo, una solución para el pecado. Pensemos, por ejemplo, en el deseo del pueblo de tener un rey (l Sam. 8). No era la voluntad perfecta de Dios, pero les dio un rey que Él mismo escogió. Antes de que ellos lo pidieran, Él había dado instrucciones para el futuro rey (Dt. 17.14-20), con promesas de bendición. Y no sólo eso, sino que Jesús vino a través del linaje real de David. Pero no termina allí. Jesús era descendiente de David a través de Betsabé, una relación que había comenzado en una forma completamente pecaminosa pero que Dios bendijo cuando hubo arrepentimiento verdadero. Jesús también era descendiente de Judá ("El León de Judá") a través de Tamar (Fares), y todos conocemos esa historia de Génesis 38. En la misma forma, nuestra propia redención tiene su base en algo que nunca fue lo ideal ni lo perfecto: Que Jesús, el Hijo de Dios, muriera por nuestra culpa Pero Dios, en su amor, buscó una solución para nuestro problema. Observe que todo los anteriormente enunciado son "soluciones" (plural).

Entonces nosotros, como ministros de Dios, necesitamos estudiar las Escrituras a la luz de estos tres conceptos: 1) Lo ideal y perfecto, 2) La realidad pecaminosa y 3) Las soluciones de Dios.
Nunca debemos aceptar como perfecto lo que no responda al ideal de Dios. Tenemos que enseñar en forma clara lo que Dios requiere para la humanidad. Pero también necesitamos recordar que Dios, aunque odia el pecado, ha provisto soluciones para remediarlo. Debemos odiar el pecado en todas sus formas, pero también debemos ayudar a las personas en sus realidades, en vez de quedarnos en la condenación. No soy ministro fiel si no presento su condenación al mal, acompañada de sus soluciones para ese mal. Lamentablemente, muchos se han quedado en las condenaciones, actuando igual que los fariseos contra la mujer (Jn. 8), sin proveer la gracia y misericordia de Jesús, que es parte de su misma naturaleza.
En las grandes soluciones provistas por Dios hay una verdad que sobresale y es que su gracia y misericordia prevalecen sobre la ley. No es que anulen la ley, sino que la superan. La gloria de la redención en Cristo es que somos perdonados y perdonadas en forma plena, completa y para siempre. Ese perdón implica dos elementos fundamentales: que no tenemos más culpa y que la pena (el castigo) ha sido quitada completa y eternamente en Cristo. ¡Qué notable! ¡Predicamos esta verdad en todas las áreas, excepto el divorcio! Nunca encontramos que fracasar en el matrimonio sea el pecado imperdonable. Pero si Dios no da razones para que el cristiano divorciado sienta culpa, lo más probable es que la iglesia sí se las dé. En la mayoría de los casos, cuando Dios no exige una pena (castigo), la iglesia la impone. Alguien puede haber sido asesino, ladrón, drogadicto, violador; mientras más grandes hayan sido sus pecados, más lo pondremos sobre la plataforma para dar testimonio del perdón y la gracia de Dios. Pero si fracasó en su matrimonio es diferente: lo rechazamos. ¿Cuál es nuestra base para hacer tal distinción de pecados? Y peor todavía, aun la propia víctima del divorcio será tratada como culpable del pecado imperdonable. Necesitamos volver a considerar las implicaciones de la obra perfecta y completa del Señor en el área del divorcio, y predicarlas.
También es necesario que descubramos las soluciones que Dios ha provisto para los diferentes casos, pecados y problemas relacionados al matrimonio, así como también sus soluciones y condiciones. Porque no todos los pecados son iguales, ni tampoco son iguales todas las causas por las cuales se produce un divorcio. Vemos en la misma Biblia diferentes formas de tratar el divorcio según las causas, dependiendo de si eran justas o injustas (Esd. 10; Jr. 3; Dt. 22; Mt. 1.19). Agrupar a todas las situaciones y personas en un mismo casillero puede llevar a conclusiones tan ridículas como el decir que un pueblo es ateo porque una persona del pueblo lo es. Nos gusta encasillar a todas las personas y cosas en uno o dos casilleros, a causa de nuestra pereza, simpleza o prejuicios. Pero la vida es mucho más complicada que eso. Y el verdadero siervo de Dios tiene que aprender a ver las variaciones multifacéticas que se presentan entre las diferentes personas y problemas, así como también los principios y la gracia que ofrece Dios para resolverlos.
Miremos los textos bíblicos más significativos que hablan sobre el divorcio.
Antiguo Testamento
El divorcio según Moisés
Sin duda el pasaje más importante sobre divorcio en el Antiguo Testamento es Deuteronomio 24.14. Este es el texto al que se refieren los fariseos cuando le preguntan a Jesús sobre el divorcio (Mateo 19).
Observaciones del texto:
1. No prohíbe el divorcio ni lo castiga aun cuando la causa pueda ser algún pecado, sino que lo reconoce y lo reglamenta: Habla de cómo debe ser realizado. Esto es interesante, porque en este texto no se señala al divorcio como pecado ni se le condena bajo la estricta ley de Moisés. El que se divorcia de su esposa no tiene que llevar un sacrificio al tabernáculo para estar bien con Dios.
2. Da la causal para el divorcio: "por haber hallado en ella alguna cosa indecente....". Es importante notar que eso no se refiere al adulterio ni a que haya tenido relaciones prematrimoniales, porque la ley penaba estos pecados con la muerte (Dt. 22). Se ha debatido mucho sobre qué es lo que incluye esta expresión, sin llegar a un acuerdo. Dado que en el Nuevo Testamento se especifican las condiciones para el divorcio legítimo, no vamos a entrar en una discusión inútil.
3. El texto indica los pasos necesarios para el divorcio:
a. Escribir una carta de divorcio. La antigua literatura judaica nos ha dejado ejemplos de estas cartas. Su función era que la mujer tuviera un documento que dijera que ella era libre y podía casarse con otro sin peligro de ser acusada de adulterio. Otra función de la carta, era ayudar al hombre a tomarse tiempo para pensar y ver la seriedad de su acto. El hecho de tener que sentarse a escribir una carta que le otorgara permiso a su esposa para casarse con otro y que le impidiera a él reclamarla ni tomarla de vuelta, seguramente frenaba muchos de los arranques de ira momentánea.
b. "La entregará en su mano". El hombre tenía que entregársela personalmente en la mano. Seguramente esto también lo haría pensar y reflexionar.
c. "La despedirá de su casa". Aquí no había una opinión intermedia, la decisión era radical y conclusiva. En las Escrituras no encontramos (con la posible excepción de I Co. 7.10-11, entre cristianos) el concepto de la separación como se lo conoce hoy en día en algunos países, un estado intermedio en que una persona ya no está más casada, pero tampoco está divorciada, en total libertad.
d. "Y salida de su casa, podrá ir y casarse con otro hombre". Enseña explícitamente que puede ir y volverse a casar. Observe que no desalienta la iniciativa de volverse a casar y tampoco considera que sea pecado.
e. Pero una vez que se ha casado con otro, tiene totalmente prohibido volver al primer esposo, aun después de la muerte de su segundo marido. Y con la advertencia fuerte de que «es abominación delante de Jehová, y no has de pervertir la tierra que Jehová tu Dios te da por heredad». ¡Qué notable es esta prohibición!, que está repetida también en Jeremías 3.1, 8, y muestra una fuerte oposición a la posibilidad de "rehacer" el primer matrimonio. Esto nos debe llevar a pensar un poco en qué es lo que enseñamos y practicamos en el presente. ¿Hacemos bien al enseñar que deben volver al primer matrimonio?
En resumen, se puede decir que este pasaje de la ley de Moisés no prohíbe el divorcio, sino que lo reglamenta, incluyendo en forma explícita la autorización de que la mujer se vuelva a casar. También incluye la prohibición absoluta de que vuelva a retomar el primer matrimonio, una vez unida a otro hombre.
Los 113 divorcios requeridos por Dios (Esd. 10)
En este pasaje encontramos un caso muy interesante, en el cual Dios les exige a ciertos hombres que se divorcien de sus esposas paganas. Dios ordena la disolución (divorcio) de esos matrimonios, mostrando que hay valores espirituales y eternos que trascienden la supuesta indisolubilidad del matrimonio. En el Antiguo Testamento, al menos, hay divorcios ordenados por Dios, presentados como una parte de su plan. No es que el divorcio fuera una cosa buena sino que era una respuesta a un mal que, a los ojos de Dios, era peor. Dios no odió el divorcio en esta ocasión, sino que odió lo que lo había hecho necesario. Este pasaje es muy interesante a la luz de las enseñanzas de 1 Corintios 7.12-16.
Dios odiaba estos divorcios de hombres que se habían divorciado de sus esposas para cubrir su vestido de la gran iniquidad de casarse con personas completamente prohibidas. El casarse con estas mujeres era una abominación a Jehová. Estaban usando mal la provisión de la ley, dada por Dios para que pudieran divorciarse si encontraban algo indecente en sus esposas. Ellos se divorciaron, no por un problema en sus esposas sino para casarse con mujeres paganas. Dios odiaba este abuso y degeneración. Si entendemos esto, evitaremos la contradicción con otras partes de las Escrituras, donde Dios mismo ordena el divorcio (Esd. 10) o habla de que Él se va a divorciar de Israel (Jr. 3). Dios odia todas las causas que hacen que el divorcio sea necesario, y odia algunos divorcios, pero no todos.
Nuevo Testamento
Las enseñanzas de Jesús sobre el divorcio (Mateo 19)
Ha llegado la hora de mirar lo que Jesús enseñó sobre el divorcio. El pasaje más extenso sobre el tema es Mateo 19. Ha habido gran discusión sobre este pasaje por parte de aquellos que por algún motivo no desean aceptar la enseñanza que está desarrollada claramente aquí. Los argumentos tales como, por ejemplo, "Las palabras no son de Jesús sino de Mateo", y otros similares, han sido rebatidos por muchos eruditos evangélicos, que han demostrado sus errores y engaños. Este artículo asume directamente que este pasaje es parte de la Palabra de Dios inspirada y que debe ser tomado con toda seriedad, como palabra de autoridad. Es fundamental observar el contexto del pasaje. Según el versículo 3, los fariseos habían acudido a Jesús para tentarle. La intención de ellos no era el deseo honesto de saber todas las verdades sobre el matrimonio y el divorcio sino hacerlo tropezar. En situaciones similares, o en otros pasajes, generalmente no encontramos que Jesús responda a los ataques impartiendo enseñanzas completas ni extensas sino compartiendo lo indispensable para encarar la situación. Aquí encontramos lo mismo. Entonces no debemos pretender que Jesús desarrolle todos los puntos básicos del matrimonio y el divorcio sino sólo aquellos conceptos fundamentales que están en juego en la trampa que le están tendiendo. No debemos olvidar esto cuando estudiamos el pasaje.
Algunos consideran que es lamentable que Jesús no haya dado una explicación completa sobre el matrimonio y el divorcio, ni aquí ni en ninguna otra parte. La pregunta es: ¿Por qué? Tal vez haya dos razones posibles: Primero, que Jesús asumiera que la enseñanza del Antiguo Testamento estaba clara, completa y no necesitaba ser "retocada"; segundo, que prefiriera que los apóstoles desarrollaran las doctrinas que hicieran falta sobre el tema en las epístolas. Cualquiera sea la explicación correcta, lo que sí tenemos que creer es que en las Escrituras se encuentra todo lo que necesitamos para vivir y servir como Dios desea, si las estudiamos con cuidado, en su totalidad (2 Ti. 3.1-17).
Observemos entonces la pregunta que le hacen a Jesús: ¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa? No vamos a entrar en las grandes discusiones sobre las dos escuelas de interpretación que están en juego detrás de la pregunta. En esencia, lo que le están preguntando es si una persona podría repudiar a su esposa por "cualquier cosa". El sentido del griego es "por cualquier y toda causa", o "por toda causa, no importa cuál sea". Es a esta pregunta a la cual Jesús dirige su respuesta.
Primero, vuelve al principio, al propósito de Dios, a lo ideal. El propósito es que vivan como una sola carne. Es importante entender que el concepto de una sola carne, en Génesis, es diferente del concepto que tienen muchos hoy. En el hebreo, en Génesis 2.24, la palabra "una" es la misma palabra usada en el famoso pasaje de Deuteronomio 6.4. "Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es". La palabra habla de unidad completa, partes individuales que funcionan como una unidad perfecta. Volviendo a Génesis 2.24, se indica que, la pareja fue hecha para formar una persona constituida de dos partes. La esencia es la unidad de propósito, y funciona en dos partes: El hombre y la mujer. Este fue el diseño de Dios para el matrimonio. ¡Qué triste es cuando no funciona así!
Entonces, en el versículo 6, Jesús da su enseñanza básica: Que el hombre no se debe "separar" (recordemos que el término griego chorizo significa separar por divorcio total -vincular- lo que Dios ha unido). Creo que aquí se expresa la voluntad perfecta de Dios, a la cual todos nosotros tenemos que apuntar y enseñar.
A continuación, ellos le preguntan por qué lo mandó Moisés. Jesús les explica que el motivo de esta provisión era que "Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; mas al principio no fue así". Obviamente, divorciarse no es ninguna virtud, ni algo bueno. En otras palabras, la realidad del pecado hizo que Moisés lo permitiera. No es lo ideal, ni lo que Dios desea, pero está permitido por causa de la dureza del corazón. Debemos notar que Moisés no lo mandó, sino que lo permitió.
Pero Jesús no termina con sólo decir que Moisés lo permitió, sino que vuelve al otro tema en el versículo 9: ¿Cúando puede uno divorciarse y volver a casarse sin pecar? "Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera".
Hay que entender claramente que en el tiempo de Jesús todos aceptaban que un divorcio válido implicaba, automática-mente, la libertad de volver a casarse. Aun las palabras usadas en griego lo muestran. La palabra traducida como divorciar o repudiar es apoluo, que significa "dar libertad". Esta palabra era usada cuando una persona era dejada libre del servicio militar y podía volver a su vida normal, o para el que quedaba libre de un contrato y ya no tenía más responsabilidad. Era la palabra usada comúnmente en el Imperio Romano para el divorcio, indicando que el contrato o compromiso había concluido, dejan-do a los dos en libertad total. "Aun encontramos el divorcio en la iglesia de los primeros 300 años. Algunos autores católicos pretenden explicar la permisión al divorcio testificada por algunos documentos, interpretándola como simple 'separación de lecho, mesa y techo'. Y esto ocurre porque ignoran que, en la realidad, ninguna ley de los tiempos antiguos reconocía tal separación. Ni la ley judía ni la romana veían en la culminación de la unión matrimonial otra cosa sino el divorcio total. No existiendo la separación como institución legal, no es posible que las autoridades eclesiásticas la recomendasen. Debemos concluir, por lo tanto, que los Padres de la Iglesia no se referían a esta separación; cuando permitieron el divorcio, entendieron disolución total del vínculo con permisión de segundas nupcias." (Divorcio y nuevo matrimonio, Víctor J. Pospishil, p.40. Un libro interesante escrito por un erudito católico, quien documenta el cambio de posición de la iglesia católica desde los primeros siglos hasta ahora.)
Lo que se discutía era cuáles eran las bases válidas para divorciarse. Jesús, entonces, da su posición sobre este concepto: Una posición muy estricta para su época. Por eso es que los discípulos reaccionaron en la forma que lo hicieron en el versículo 10. Si no hubiera sido una posición tan estricta en comparación con el parecer popular nunca hubieran reaccionado así. Lamentablemente, hoy en día hay muchos que, por cambiar el sentido de las palabras de Jesús, las hacen todavía más duras de lo que él dijo.
Jesús dice que el que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera. Primero, hay que definir lo que significa la palabra "fornicación". La palabra griega, es porneis, que significa "prostitución, incontinencia, fornicación; práctica de toda clase de relaciones sexuales prohibidas" (Walter Bauer). La palabra tiene un uso muy amplio e implica toda clase de irregularidades sexuales, como la homosexualidad, el incesto, la infidelidad y el adulterio. Los grupos evangélicos que desean restringir el significado a las relaciones sexuales prematrimoniales o de incesto no están usando la palabra como se la entendía y usaba en la Biblia. Es importante comprender la amplitud de esta palabra, porque en la realidad de la vida encontramos personas casadas que practican estos pecados, aunque esta realidad no nos guste .
En otras palabras, todos estos pecados dan la libertad de repudiar y volver a casarse sin entrar en el pecado de adulterio. La razón es que el pecado sexual quebranta la relación en una forma que puede llegar a ser imposible de reparar. "El Antiguo Testamento condena el adulterio con pena de muerte (Lv. 20.10). El Nuevo Testamento dice que un adulterio ha de ser considerado como la muerte de una persona, y el compañero inocente queda libre de sus votos matrimoniales, como si su compañero se hubiera muerto" Jorge Ladd. (El Evangelio del Reino, Editorial Caribe, p. 87).
Segundo, está implícito en el texto, cuando dice "salvo por causa de fornicación" (me epi porneis o parektos logou poneias en Mateo 5), que en el caso en que ha habido porneis no resulta adulterio divorciarse y volver a casarse. Es adulterio divorciarse y casarse de nuevo con otra persona cuando no ha habido "fornicación" por parte del otro cónyuge. Pero cuando la ha habido, siendo que la persona tenía una razón válida para divorciarse y volver a casarse, no es adulterio. ¿Por qué? Porque en el divorcio válido una persona está libre de su compromiso o contrato con la otra persona.
Tercero, Jesús dice que todo repudio y nuevo casamiento que no tiene porneis como su justificación, lleva a uno al pecado de adulterio.
Muchos dicen que la enseñanza de Jesús está dirigida a los que están en el Reino de Dios o que se consideran parte de él, en otras palabras, cuando los dos son participantes del pueblo de Dios. Es importante considerar esta cuestión a la luz de 1 Corintios 7.12-16, donde se da otra base para el divorcio, para casos donde los dos no son parte del pueblo de Dios.
Mateo 5.31, 32
En este pasaje, parte del Sermón del Monte, encontramos exactamente la misma enseñanza que en Mateo 19, salvo que se halla una frase oscura a la que quisiera referirme rápidamente:
"El que repudie a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere" ¿Qué significa esta declaración? Encarándola, esta traducción no tiene sentido. ¿Cómo puede un hombre hacer que una mujer inocente cometa adulterio divorciándose de ella? Seguramente eso está solamente en las manos de ella. Es como decir que un hombre es llevado a robar porque le roban sus cosas.
Guillermo Hendriksen ofrece una explicación satisfactoria. Jesús está hablando aquí del pecado del hombre, no de la mujer inocente. Ella no ha hecho mal. Es él quien ha pecado y cometido adulterio por medio de su recasamiento.
La clave del problema parece encontrarse en el hecho de que el verbo está en forma pasiva (en griego), indicando algo sufrido, no algo cometido. Una autoridad tan eminente como Thayer afirma que no hay razón por la que deba ser traducido en forma activa aquí.
En vista de esto, Hendriksen hace esta traducción: "Pero yo les digo, que cualquiera que se divorcia de su mujer, salvo por causa de fornicación, hace que ella sufra el adulterio", (no que lo cometa) y el que se case con la divorciada, se hace culpable de adulterio. Ella sufre lo malo. El hace lo malo." (Verdadero Discipulado, de Osvaldo Sanders).
Lucas 16.18 y Marcos 10
Aquí encontramos a Jesús dando la enseñanza del ideal de Dios sin hablar de la excepción. Algunos quieren entonces invalidar la enseñanza clara de Mateo 5 y 19, diciendo que no está incluida en los otros pasajes. Pero hay dos puntos importantes para contemplar en este sentido:
1. Tenemos que estudiar toda la Escritura para encontrar todo el consejo de Dios. Es lo mismo que pasa con la oración: Algunos pasajes dicen "Pedid y recibiréis", sin hablar de ninguna condición. Pero todos nosotros sabemos (o debemos saber) que tenemos que entender esos pasajes en base a los otros que sí ponen condiciones como, por ejemplo, que nuestra petición sea según la voluntad de Dios.
2. Muchos eruditos del griego afirman que el sentido del idioma, en Lucas, es "Todo el que repudia a su mujer para casarse con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada del marido adultera. En otras palabras, cuando un hombre se divorcia de su mujer porque (su motivo es que ) vio una que le gustó más, no porque encontró en su primera mujer algo indecente o fornicación sino porque directamente quería otra, Jesús dice que es incorrecto, es adulterio casarse con la otra y es incorrecto (adulterio) para el que se case con la repudiada por participar en el mal del hombre que se divorció sin razón válida.
Enseñanza epistolar
El primer texto que vamos a considerar es 1 Corintios 7.10-16. Es muy importante comenzar en este texto porque es el único pasaje de las epístolas que fue escrito específicamente para hablar sobre la cuestión del divorcio.
El primer punto digno de observación es la diferencia entre los versículos 10-11 y 12-16. Se dice que la diferencia está en que los primeros son inspirados porque los mandó el Señor y que los segundos no lo son porque expresan la opinión de Pablo, de modo que se puede opinar que aquí Pablo se equivocó. Pero esa forma de interpretar las Escrituras (aunque es muy conveniente si deseamos escoger y rechazar las partes de la Biblia que nos gustan personalmente) no es muy honesta.
Si se estudian las Escrituras con un poco más de honestidad y diligencia, se encuentra lo siguiente: Generalmente, cuando un autor dice que el Señor dice o manda algo, se refiere a verdades que el Señor dijo o mandó directamente en persona. En cambio, a través de todas las Escrituras, cuando el mensaje inspirado ha venido a través de una persona, lo más común es que hable como si fuera suyo. Vemos esto en el vr. 25 del mismo capítulo, donde Pablo dice nuevamente que no tiene "mandamiento del Señor; mas doy mi parecer, como quien ha alcanzado misericordia del Señor para ser fiel". Pablo considera que aquello que comparte como su opinión merece ser tomado como palabra fiel. Más aun, casi todas las epístolas están presentadas de esta misma forma por los apóstoles: "Pablo, llamado a ser apóstol de Jesucristo ... a la iglesia de....". O "Pedro, ... a los expatriados que están en....".
¿Quién estaba escribiendo? ¿Pablo? ¿Pedro? Sí, bajo la inspiración de Dios (2 Pe. 1.20-21). Jesús mismo usa esta forma en diferentes oportunidades, cuando hace referencia a alguna verdad que Dios reveló a través de uno de sus instrumentos, y no en forma directa Por ejemplo, dice que "por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió...." (Mt. 19.8). ¿Acaso Jesús está diciendo que lo dijo Moisés y no Dios? Nosotros sabemos muy bien que Moisés fue el medio a través del cual habló Dios.
Entonces, volviendo a 1 Corintios 7.10-16, encontramos lo siguiente: Los versículos 10-11 se refieren a una verdad sobre la cual Jesús dio un mandamiento en forma directa, pero los versículos 12-16 tratan de un tema del cual Jesús no habló, y del cual entonces habla Pablo. Fijémonos en lo que enseña:
1. "Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: que la mujer no se separe del marido; y si se separa, quédese sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer". En el contexto de los versículos 10-11 está hablando a parejas en que los dos son cristianos. En este caso, el Señor ha mandado directamente. ¿Cuáles son las verdades que se aplican a las parejas cristianas? Primero, que no se deben separar. Eso es lo correcto y debido. Las parejas cristianas tienen el poder como para resolver sus problemas en la gracia de Dios, de modo que no debe haber necesidad de separación. Pero, de todas maneras, otorga esa posibilidad cuando, por alguna razón, alguien no está queriendo o pudiendo vivir según esta norma. En esos casos, Pablo dice que, si se separa, no se debe volver a casar. No ordena que la pareja cristiana se separe, pero sí contempla la realidad de que va a ocurrir en algunos casos. Observe que no prohíbe la separación, sino que la reglamenta. Segundo, dice: "si se separa, quédese sin casar o reconcíliese con su marido". En este versículo, encontramos que el creyente que se separa de otro creyente no está en libertad de volver a casarse con otro. La persona tiene dos opciones: Permanecer sin casarse o reconciliarse.
Este pasaje se refiere a dos personas que son creyentes y que, aparentemente, no tienen causantes como el adulterio, para divorciarse. (En Mt. 19 estudiaremos las excepciones posibles). Una pareja donde los dos son creyentes, puede resolver problemas de carácter, de hábitos, de "incompatibilidad", con la ayuda del Señor (muchas veces el Señor usa un pastor, un libro, un profesional cristiano como instrumentos), si ambos están dispuestos a buscar ayuda. Debido a que, como creyentes, es posible que resuelvan cualquier problema, Dios no les da otra salida. Necesitan arreglar sus problemas o quedarse sin casar. Pero como no es fácil vivir sin pareja, la situación debe llevar a la persona a ver su necesidad de cambiar.
Pastoralmente, creo que cuando se ve a un miembro de la pareja que no está dispuesto a cambiar, y sus comportamientos o actitudes son pecaminosas, se hace necesario seguir los pasos de Mateo 18.15-18. Si no hay ninguna indicación de arrepentimiento, en ciertos casos se puede llegar a dudar de que esta persona sea nacida de Dios.
El adulterio tiene solución cuando la persona que lo cometió se arrepiente y se aparta, porque su cónyuge puede perdonarle con la gracia de Cristo. Pero cuando no hay arrepentimiento y se han seguido los pasos de Mateo 18.15-18, la pareja se ha disuelto de hecho.
Es importante para nosotros observar que la palabra "reconciliarse", en griego, implica la acción de resolver las dificultades o diferencias que han causado el problema Muchas personas empujan a las parejas que se han separado a volver a vivir juntas, llamándole a eso "reconciliación". Pero, al no haber resuelto los problemas, el resultado es que, generalmente, al poco tiempo, se vuelven a pelear. Nuestro gran desafío, como consejeros, es ayudar a las personas a encarar los problemas y cambiar, para que puedan vivir juntas en una forma satisfactoria. No hay ninguna virtud en que vivan debajo del mismo techo, si día y noche se la pasan peleando y destruyéndose uno al otro. Tenemos que ayudarlos a reconciliarse (cambiar) bíblicamente.
2. En los versículos 12-16, el apóstol Pablo encara otro problema: El de una pareja "mixta", donde uno es creyente y el otro no. Cuando Jesús estuvo en la tierra no habló de este problema, de modo que Pablo tuvo que hacerlo. Cuando el evangelio se extendió en culturas paganas, frecuentemente se presentó el problema de que un miembro de la pareja se convirtiera y el otro no. ¿Cuál es la enseñanza que los cristianos deben tener en cuenta?
a. Si el no creyente consiente ("siente placer", según el griego), el creyente no debe abandonar al no creyente. Debe vivir de tal forma que su conducta buena, casta, amorosa gane al no creyente (1 Pe. 3).
b. "Pero ... (v.15) si el incrédulo se separa, sepárese". Si el incrédulo quiere separarse, el creyente debe separarse. Aquí hay un concepto en el cual es muy importante entender el vocabulario usado. La palabra aquí, en griego, es chorizo, que significa separación por divorcio total (vincular). El concepto católico de la separación como un estado intermedio, distinto del divorcio, era desconocido en la antigüedad. En aquellos tiempos, la separación se hacía por divorcio (total). No había separación sin divorcio. Tenemos que interpretar el pasaje a la luz del uso de la palabra en la época neotestamentaria y no según nuestros conceptos modernos. Literal-mente, la frase dice: "Si el incrédulo desea separarse (el significado de la palabra en griego es: separarse por divorcio total) déjelo". La idea es que, si el incrédulo ha decidido divorciarse, el creyente no debe tratar de impedirlo.
Si hoy en día Pablo escribiera este versículo en castellano moderno, probablemente diría algo así: "Si el incrédulo se quiere divorciar, divórciese, firme los papeles". La expresión "sepárese", en el griego, está en el imperativo permisivo, que implica que el creyente debe separarse. Es una orden. En otras palabras, es un caso en que se exige el divorcio.
En el versículo 15, encontramos más evidencia importante sobre este concepto. Pablo dice que, en el caso de que el no creyente se separe, el hermano o la hermana no están sujetos a servidumbre. Hoy hay mucha controversia sobre lo que significa esta expresión, mayormente porque la vemos a través de nuestros ojos modernos. Pero miremos el sentido de las palabras en esa época. "Bajo servidumbre" y "no está ... bajo servidumbre" eran términos legales que se empleaban en el comercio de esclavos. Cuando un amo compraba un esclavo, el esclavo quedaba sujeto al yugo de servicio ininterrumpido hacia el dueño. Si un esclavo se escapaba, el amo podía hacerlo arrestar y traer de vuelta, pero si se declaraba legalmente que "no estaba bajo servidumbre" el que había sido su amo hasta entonces, no tenía ya derecho alguno sobre él. La liberación del esclavo consistía en un "certificado de entrega" o "contrato de renuncia". Este justamente es el efecto que tenía la carta de divorcio en el caso del matrimonio mencionado en 1 Corintios 7.15.
"No está bajo servidumbre": Expresión fuerte que indica que el cristianismo no ha convertido al matrimonio en un estado de esclavitud para los creyentes. Claramente, el significado es que la deserción voluntaria por el cónyuge incrédulo deja libre al otro. Tales casos no están contemplados en las palabras de Cristo en Mateo 5.32 y 19.9, las cuales eran una instrucción dada especialmente para Israel, como pueblo de Dios, en primer lugar y luego para la Iglesia de Cristo."
El Dr. Jay Adams dice: «(En el vr. 15) el estado en que se encuentra el creyente después de tal divorcio, se define así: Bajo estas circunstancias el hermano o la hermana no está atado».
Todos los lazos del matrimonio han sido quitados. Está completamente eximido de toda obligación matrimonial y es una persona totalmente libre. Tampoco tiene ninguna obligación a reconciliarse en matrimonio. Pablo expresa esta idea más adelante en el versículo 27b, cuando habla de estar 'libre de mujer'. La palabra libre es luo (en griego), 'soltar, desatar, liberar', que en el versículo 27 está contrapuesta a deo, 'atar, ligar' (usada para decir que está ligado a su esposa). La palabra deo vuelve a aparecer en el vr. 39 con el mismo significado. Sin embargo, en el versículo 15, el término empleado, en lugar de ligado', es 'sujeto a servidumbre', del griego douloo, un término todavía más fuerte que significa 'esclavizar'. La idea es que, cuando los lazos del matrimonio se han roto, el creyente está liberado de sus obligaciones matrimoniales hacia el no creyente, y de la carga de tratar de mantener un matrimonio sobre el cual el no creyente no tiene pretensión alguna. Está liberado de esa esclavitud." Por lo tanto, está implícito que la persona divorciada está libre de las responsabilidades legales y espirituales. Como resultado, también está libre para volver a casarse mientras que esta vez los dos sean del Señor. No es un adúltero vuelto a casar, porque está libre delante de Dios, y aún podríamos decir en obediencia a Dios, ya que Él mandó que uno se separe (divorcie) si el incrédulo desea irse.
Lo básico que Dios señala aquí por lo cual el creyente debe "firmar los papeles" es: «Sino que a paz nos llamó Dios. Porque ¿qué sabes tú, oh mujer, si quizá harás salvo a tu marido? ¿O qué sabes tú, oh marido, si quizá harás salva a tu mujer?». Note dos razones: Primero, "que a paz nos ha llamado Dios". En otras palabras, Dios desea que el creyente viva en paz. Si es imposible en su hogar, por la convivencia con el incrédulo (por culpa del incrédulo, si el creyente realmente está viviendo como Dios desea), la partida del mismo resulta en la posibilidad de que el creyente tenga la paz a la cual lo llama Dios. Segundo, siendo que no sabemos si el incrédulo va a conocer al Señor o no, no debemos basar nuestra esperanza en eso. Lamentablemente, muchos cristianos quieren prometerles a otros lo que Dios nunca ha prometido. Dios no le da al creyente la seguridad de que su cónyuge se va a convertir. Cuando algunos cristianos toman las palabras de Pablo al carcelero de Filipo, "Tú y tu casa serán salvos", están usando una promesa hecha a un hombre particular, que en ningún lado es repetida como una promesa a todas las personas. Este mismo Pablo, en 1 Corintios 7, enfatiza que no sabemos si el cónyuge se va a salvar, por lo cual no debemos frenar la separación si el cónyuge lo desea. ¡Qué diferentes son muchos de nuestros conceptos a los de la Biblia! ¡Qué error es decirles a los creyentes que no deben cooperar en la separación porque "hay que tener fe en la promesa de Dios de que Él va a salvar a toda la familia"! Ocurre en algunos casos y no en otros. No es que alentemos la separación sino que reconocemos lo que Dios enseña aquí.
Hace poco tiempo vino a mi oficina una señora que se ha estado resistiendo a otorgar la separación que su esposo desea. Ha intentado detener eso a toda costa. Pero ¿cuál ha sido el resultado? Sólo ha conseguido que el esposo se vuelva más agresivo; está maltratando a los niños y a ella misma. Después de haberle leído y explicado 1 Pedro 3.1-5, que habla de cómo tratar al esposo incrédulo, tratando de ganar al esposo por el lado bueno, también tuve que decirle que, si de todos modos, él sigue insistiendo en separarse, ella no debe oponerse.
Romanos 7.1-3
Este pasaje ha sido usado para enseñar del divorcio. Sin embargo, no fue escrito con ese propósito. Pablo usa el matrimonio para ilustrar una verdad teológica, pero no escribió este pasaje para hablar del matrimonio. Es lógico que él no mencione allí las excepciones a la regla general en el matrimonio, porque únicamente crearían confusión sobre el tema que en realidad está tratando: Nuestra unión con Cristo.
Creo que la respuesta cristiana al nuevo casamiento es igual. Dios, en su amor, provee un remedio que no es lo ideal. Sin embargo, el remedio permite a la persona vivir con la ayuda que necesita (Gn. 2.18) y con la protección necesaria contra la inmoralidad (I Co. 7.2). Dios provee, en su misericordia y gracia, la posibilidad de una nueva oportunidad.
La triste necesidad del divorcio debe impulsarnos, como cristianos, a enseñar, amonestar, aconsejar y usar todos los medios posibles para ayudar a las parejas a no llegar nunca al punto de tener que divorciarse. Cada caso que enfrento me hace consciente de cuánto necesito trabajar para evitar este gran mal. El divorcio no es una cuestión fácil ni agradable, pero mientras haya pecado en el mundo, deberemos seguir enfrentando su realidad. Que Dios nos ayude a entender cada vez más su pensamiento para cada caso.

martes, 16 de febrero de 2010

REFLEXION

SALMO 100: 4-5
SALMO103: 1-2
INTRODUCCION:
El Salmo 100:4, nos da la pauta de cómo es el proceso de entrar al Lugar Santísimo de la presencia del Señor.
Alguien dijo: El nivel de tu agradecimiento estará directamente relacionado con tu nivel espiritual.
Tal vez para alguien esto pueda parecer drástico, pero tiene sentido, ¿Cómo pasar por personas espirituales o entregadas al Señor cuando le somos mal agradecidos?
¿No es cierto que el agradecimiento en la vida de uno determina mucho su estado de ánimo?
En esta reflexión nos daremos cuenta que la gratitud es algo muy importante en el proceso de llegar a ser verdaderos adoradores.

DESARROLLO:
Veremos en primer lugar que es la ingratitud.
El diccionario describe la palabra ingratitud como: Desagradecimiento; olvido de los beneficios recibidos
¡Cuantas veces se nos han olvidado los beneficios que el Señor, en su amor, misericordia y gracia nos ha dado!.
Nos ocupamos con las cosas de la vida cotidiana, con nuestras responsabilidades y miles de otros asuntos, haciéndonos olvidar todos los beneficios del Señor.
Leer salmos 103: 2.
David reconoce que el agradecimiento es uno de los ingredientes importantes en la vida de un adorador.
No hay lugar mas precioso que aquel donde uno reconoce que el Señor nos ha dado toda dadiva buena y todo don perfecto, y por lo tanto, podemos estar contentos; en otras palabras, satisfechos, agradecidos y viviendo un estilo de vida que muestre nuestra gratitud.


EL AGRADECIMIENTO COMO OFRENDA
Casi todas las ofrendas y sacrificios del Antiguo Testamento contienen un elemento de acción de gracias.
El sentimiento es que al ofrecer el sacrificio los israelitas no lo hacían solo para pedir perdón por los pecados, sino también para dar gracias de que aun vivían para poder hacerlo. Había en reconocimiento general entre el pueblo de que servían a un Dios temible, grande y poderoso. Una de estas ofrendas es la de paz. Leer Levítico 7: 11-12.
Una de las razones por las que se ofrecía esta ofrenda era la acción de gracias
En Hebreos 13:5, encontramos el famoso versículo sobre
“sacrificio de alabanza”. La palabra alabanza es la palabra griega ainesis, que quiere decir, aparte de alabanza; ofrenda de acción de gracias. Podemos en esto que acciones de gracias y alabanza van de la mano y se deben ofrecer como sacrificio; que es un esfuerzo hecho voluntariamente.
Cuando meditamos en todas las cosas preciosas que ha hecho el Señor en cada una de nuestras vidas, sería difícil ser una persona malagradecida, sin embargo, ¡Como cuesta!.
A la mayoría de nosotros nos es mas fácil quejarnos de todo lo que sucede a nuestro alrededor que dar las gracias.
Sin embargo podemos confiar que: todas las cosas… Romanos 8:28.
CONCLUSION:
Aunque muchas veces no entendamos lo que nos está pasando, debemos aprender a dar gracias en todo, para llegar a ser verdaderos adoradores.
Oremos y demos gracias al Señor, comience a pensar en todas las cosas que el Señor ha hecho por usted.

HISTORIA DE LA SEGUNDA IGLESIA UNIDA METODISTA PENTECOSTAL DE LINARES

REMONTARSE EN EL TIEMPO Y TRATAR DE RESUMIR EN UNAS PAGINAS TREINTA Y UN AÑOS DE HISTORIA DE NUESTRA AMADA IGLESIA NO ES FACIL, MAS AUN, SI ESTOS AÑOS HAN SIDO VIVIDOS INTENSAMENTE POR TODOS AQUELLOS QUE HEMOS FORMADO PARTE ACTIVA DE ESTA GRAN OBRA.

PARA COMENZAR NUESTRO RELATO, NOS REMONTAREMOS AL AÑO 1978, Y AL MES MAS HERMOSO DE TODOS, EL DE SEPTIEMBRE, PORQUE ES CUANDO NACE A LA VIDA LA VEGETACION PRIMAVERAL, SE CELEBRA LAS GRANDES GESTAS HEROICAS DE LOS PROCERES DE NUESTRA PATRIA, Y A NUESTRO SEÑOR LE PLACIO USAR A UN PEQUEÑO GRUPO DE HERMANOS PARA DAR INICIO A ESTA OBRA LLAMADA DESDE SUS INICIOS COMO 2º IGLESIA UNIDA METODISTA PENTECOSTAL DE LINARES.
AQUELLOS DIAS PERMANECERAN PARA SIEMPRE PLASMADOS EN LA MEMORIA DE AQUEL PEQUEÑO GRUPO DE HERMANOS, QUIENES GUIADOS POR EL ESPIRITU SANTO Y DIRIGIDOS VISIBLEMENTE POR NUESTRO AMADO PASTOR JUAN ORMEÑO LAGOS VIERON A CADA PASO QUE DABAN, LA PORTENTOSA MANO DE DIOS MOVIENDOSE A SU FAVOR PARA FORTALECER, SUSTENTAR Y LLENARLES DE ANIMO PARA SEGUIR ADELANTE PESE A LAS DIFICULTADES QUE DIA A DIA SE PRESENTABAN

LA PRIMERA TAREA QUE DEBIERON ENFRENTAR FUE LA COMPRA DE UN TERRENO PARA PODER CELEBRAR SUS REUNIONES, AL LOGRARLO, Y A FALTA DE TEMPLO SÓLIDO, SE REUNIERON BAJO EL COBIJO DE UNA RAMADA, ESA TAN NOSTALGICAMENTE RECORDADA RAMADA, LUEGO, TRAS UNOS MESES DE ESFORZADO TRABAJO Y UNA ENTREGA A TIEMPO COMPLETO DE AL SERVICIO DE LA OBRA, SE INICIA LA CONSTRUCCION DEL TEMPLO CHICO, UBICADO EN CALLE ARTURO PRAT CON MAIPU, MISMO LUGAR DONDE SE HABIA LEVANTADO LA RAMADA. NUESTROS HERMANOS TRABAJABAN ARDUAMENTE, ENTREGANDOLE AL SEÑOR ADEMAS DE SU TIEMPO, PARTE DE SUS BAJOS INGRESOS, YA QUE TODOS LOS HERMANOS ERAN DE UNA CONDICION MUY HUMILDE, PERO CON UNA CONFIANZA PLENA EN EL DIOS QUE LES SACO DEL LUGAR DE SERVIDUMBRE PARA LLEVARLOS A LA LIBERTAD DE CRISTO, DONDE SU FE LES AYUDABA A VISLUMBRAR UN FUTURO GLORIOSO, SI SE DISPONIAN EN SUS MANOS, Y ASI LO HICIERON.

LA IGLESIA HABIA CRECIDO EN TAMAÑO Y EN MIEMBROS, YA CON VARIOS LOCALES A SU HABER, ENTRE LOS QUE SE ENCUENTRA ESTA HERMOSA CASA DE ORACION DE………………………Y NOS VISITA UN DIA EL SIERVO DEL SEÑOR, NUESTRO RECORDADO OBISPO CARLOS SAN MARTIN, (QUE AHORA ESTA EN LOS BRAZOS DE SU SEÑOR) Y NOS DICE INSPIRADO POR EL ESPIRITU SANTO “VEO UN TROPEL DE ALMAS VENIR, ASI ES QUE TENDRAN QUE CONSTRUIR UN LUGAR DOS VECES MAS GRANDE QUE ESTE”, A LO QUE TODOS LOS PRESENTES CONTESTAMOS “AMEN”, ACEPTANDO ESE TREMENDO DESAFIO, SIN TEMORES DE LO QUE HABRIA DE VENIR , PORQUE CONFIAMOS PLENAMENTE QUE NUESTRO SEÑOR ESTARIA TRABAJANDO A NUESTRO FAVOR, Y ASI FUE. EL PRIMERO EN DAR UN PASO DE FE FUE NUESTRO AMADO PASTOR JUNTO A SU FAMILIA, QUIENES DIJERON SI AL SEÑOR CEDIENDO SU CASA Y TERRENO PARA QUE FUERA INICIADA LA CONSTRUCCION DEL TEMPLO MATRIZ, QUE AHORA PODEMOS APRECIAR, CONFIANDO PLENAMENTE QUE EL LES PROVEERIA UN NUEVO LUGAR DONDE VIVIR. TAMBIEN LA HERMANDAD AL VER ESTE NOBLE GESTO, COMENZO A DESBORDAR EN DADIVOSIDAD PORQUE SABIAN QUE LO QUE SE ENTREGA A DIOS JAMAS VUELVE VACIO SINO QUE ES MULTIPLICADO A 30, 60 Y CIENTO POR UNO. Y HOY PODEMOS DAR FE DE ESO, PORQUE NINGUNO DE LOS QUE HA DADO AL SEÑOR DE CORAZON A SIDO DEFRAUDADO, SINO QUE NUESTRO DIOS LES HA BENDECIDO Y SUSTENTADO CON LA DIESTRA DE SU JUSTICIA.

LLEGAR A LO QUE HOY SOMOS NO HABRIA SIDO POSIBLE SIN LA AYUDA DE NUESTRO BENDITO, UNICO Y AMADO SEÑOR JESUCRISTO, QUIEN FUE ABRIENDO PUERTAS, PROVEYENDO BIENES MATERIALES Y DANDO EL VIGOR FISICO A TODOS AQUELLOS HERMANOS QUE INCANSABLEMENTE TRABAJARON, ALGUNOS A TIEMPO COMPLETO, OTROS DESPUES DE SUS TRABAJOS MATERIALES QUITANDOLE TIEMPO A SUS FAMILIAS POR AMOR AL SEÑOR PARA LABORAR ARDUAMENTE HASTA LOGRAR HACER REALIDAD EL SUEÑO DEL CORAZON DEL PADRE, LA CASA DOS VECES MAYOR EN LINARES Y 15 LOCALES EN LOS DIFERENTES PUNTOS DE NUESTRA PROVINCIA, DONDE CON GRAN ESFUERZO Y AMOR AL SEÑOR SE PREDICA EL EVANGELIO, Y DONDE MUCHOS HAN LLEGADO Y SEGUIRAN LLEGANDO A LOS PIES DE CRISTO.
NO PODEMOS DEJAR DE RESALTAR EN ESTA HORA, EL INCANSABLE ESPIRITU DE NUESTRO AMADO PASTOR, QUIEN DIA A DIA NOS INSTABA A TRABAJAR CON EXELENCIA, CON ENTREGA Y DEVOCION PARA EL SEÑOR PORQUE EL SOLO SE MERECE TODA LA GLORIA, LA HONRA Y LA ALABANZA POR LAS PORTENTOSAS OBRAS QUE REALIZA CON AQUELLOS QUE CREEN EN SUS PROMESAS.
EN LA ACTUALIDAD, ESA FE Y ENTREGA SINCERA DE NUESTRO AMADO PASTOR LE HA DADO EL MAYOR HONOR QUE SE PUEDE DESEAR, DIRIGIR LOS DESTINOS DE LA IGLESIA EN CHILE Y EL EXTRANJERO, HONRA QUE HUMILDEMENTE HA ACEPTADO CONFIANDO QUE EL DIOS ETERNO QUE LE NOMBRO LO CAPACITA PARA LLEVAR A CABO ESTA GRAN LABOR, DANDO LA FUERZA NECESARIA A EL, A NUESTRA AMADA PASTORA Y A SUS HIJITAS PARA PODER CUMPLIR CON TODAS LAS EXIGENCIAS Y RESPONSABILIDADES ESPIRITUALES Y PERSONALES QUE ESTE LUGAR DE PRIVILEGIO EXIGE. Y PORQUE NO DECIRLO, TAMBIEN A NOSOTROS, QUE HEMOS TENIDO QUE APRENDER A VIVIR MUCHOS DIAS SIN VERLES, PERO SIEMPRE APOYANDO EN LA ORACION, QUE ES LA LLAVE DE TODAS COSAS Y EL CAMINO A TODASS LAS PROMESAS QUE NUESTRO DIOS NOS OFRECE POR SU PALABRA.
PARA FINALIZAR, DAMOS GRACIAS A DIOS POR AQUELLOS HERMANOS QUE YA NO ESTAN, QUE HAN PARTIDO A LA PRESENCIA DE NUESTRO PADRE, PERO QUE TAMBIEN EN SU TIEMPO DIERON TODO DE SI PARA LA OBRA. DAMOS GRACIAS POR LOS PRESENTES QUE SON PILARES FUNDAMENTALES Y POR LOS QUE HAN DE VENIR, PARA CONTINUAR CON LA TAREA DE ESPARCIR ESTE EVANGELIO POR TODA LA TIERRA, HASTA QUE JESUS VUELVA.
POR TODAS ESTAS COSAS, Y POR MUCHAS MAS QUE SERIA MUY LARGO DE ENUMERAR PODEMOS DECIR COMO EL SALMISTA

”LA DIESTRA DE JEHOVA HACE PROEZAS” Y
“GRANDES COSAS HA HECHO JEHOVA CON NOSOTROS”

Y EL TRABAJO NO SE ACABA, PERO NO TEMEMOS PORQUE EL SEÑOR EN SU PALABRA NOS DICE QUE “LOS QUE ESPERAN EN JEHOVA, TENDRAN NUEVAS FUERZAS, LEVANTARAN ALAS COMO LAS AGUILAS” PARA SEGUIR EN MAJESTUOSO VUELO HASTA LLEGAR A LA PRESENCIA DEL DUEÑO DE TODAS LAS COSAS Y QUE RETRIBUYE FIELMENTE A TODOS LOS QUE EN EL CONFIAN.

PARA ESTE DIOS MARAVILLOSO. SEA TODA LA HONRA, LA GLORIA Y LA ALABANZA POR SIEMPRE Y SIEMPRE.
AMEN


TERESA CANDIA

LOS 10 MANDAMIENTOS PARA LAS ESPOSAS

1.- Honre su feminidad para que sus días sean largos y felices. La delicadeza y la modestia hacen a una mujer más atractiva, aun en los negocios.

2.-No espere tener enseguida lo que soñó para su casa Sus papás tardaron años para dar a la familia lo que tienen. Uno de los aspectos bellos del matrimonio es planear y ahorrar juntos para lograr lo necesario. En lo poco, sea usted compañera, apoyo y socia de su esposo.

3.-No olvide el valor del buen humor; el hombre dará cualquier cosa por una sonrisa: No le recuerde el hombre rico con el que pudo casarse, el también habrá tenido oportunidades. Hágale sentir que él es el único.

4.- No desee que siempre se haga su voluntad, ni piense que siempre tiene la razón. Una opinión clara y definida vale más que dos horas de lloriqueos o demandas petulantes.

5.- Todo hombre gusta de halagos, Cocine sus platos favoritos y el le dará la mitad de su reino.

6.- La aprobación de su esposo vale más que los cumplidos de otro. Puede estar segura que es una expresión sincera de aprecio por lo que usted haga en bien de su hogar.

7.- No olvide la gracia de su apariencia física y el buen vestir. No necesita de ropas caras para lucir atractiva. Nunca descuide su vestir, sea limpia.

8.- No deje que se enteren si esta pasando por problemas económicos Nadie es tan amiga y justa con ud para entender estos casos, ni aun su madre. Usted no necesita de otros consejos para atender su hogar. Debe aprender, por sus propios anhelos y experiencias.

9.-Atienda el hogar con toda diligencia, allí esta su felicidad. Su hogar es lo primero. Ningún aplauso ajeno tendrá mas valor que los ojos de sus hijos al mirarla y llamarla con toda confianza “mama”

10.- Siga los pasos de su Padre celestial y confíele su hogar. Las ultimas en dejar la cruz fueron las mujeres. Su esposo y sus hijos le seguirán. La Biblia debe ser leída a diario en su hogar acompañada de la oración.. Pertenezcan a la misma Iglesia y lleve a sus hijos, no los envié solos. Si usted va, ellos irán

LOS 10 MANDAMIENTOS PARA LOS ESPOSOS

1.- Recuerde que su esposa es una compañera y no una propiedad. El matrimonio es un acuerdo de sociedad, no un contrato. Cuando no trabaja fuera, su esposa gana la mitad de su sueldo, porque se encarga del hogar.

2.-Si su esposa trabaja, no espere que gane un sueldo y también sea esposa tradicional. Atender el hogar es responsabilidad de ambos, especialmente en estos casos. Un hogar es más que casa, y muebles, es trabajo en equipo.

3.-No piense que sus negocios no son de su esposa. Ninguna esposa puede planear bien el presupuesto y los gastos del hogar, si no conoce sus finanzas.

4.- Debe retener el amor de su esposa igual como lo gano. El amor es una planta delicada, que si se le atiende y riega, crece, pero muere si no se le cuida y cultiva adecuadamente.

5.-Debe hacer que su hogar este sobre su trabajo. El hogar no se edifica por momentos. Ninguna mujer puede edificar su hogar sin ayuda de su esposo. Dedique tiempo para ayudar.

6.- Debe cooperar con su esposa para poner disciplina en el hogar. El respeto a la autoridad empieza en casa. El niño que viola las leyes de su hogar violara también las de su país.

7.-Debe entrar en su casa con espíritu de alegría. Cuando llegue con una sonrisa en los labios y sin palabras duras, el éxito será suyo.

8.- No permita que nadie critique a su esposa en su presencia sin defenderla. Su madre es la mejor madre del mundo, pero su esposa se caso con Ud.

9.- Su esposa no es una pertenencia que debe soportar sus desatenciones. Recuerde el valor de las flores y los chocolates. La mujer no se cansa de oír cumplidos y apreciarlos. Nunca le critique defectos ante otros, y si lo hace a solas, hágalo con bondad y dulzura. Dígale con frecuencia cuanto la ama, halague como prepara las comidas y lo bien que maneja las cosas del hogar.

10.-Respete su hogar y manténgalo sagrado. Allí viven quienes le aman sinceramente y estarán a su lado el mayor tiempo de su vida. Como esposo y padre es Ud. profeta, ministro y sacerdote de su hogar. Que nadie diga que su esposa suple la vida espiritual de su hogar. Tome su lugar en leer la Biblia y dirigir las oraciones y el culto familiar diarios.

¿PORQUE ES IMPORTANTE JESUS?

Toda historia tiene un comienzo…
Reina un gran bullicio en la ciudad, mucha gente ha llegado de distintos lugares con un objetivo común. De entre las multitud sobresale una pareja que camina muy lentamente, el un hombre de rostro curtido por el sol, ella, una doncella hermosa y frágil en avanzado estado de gravidez. Han venido desde Nazareth a Belén para un censo por orden del emperador, entran en la ciudad y la joven necesita de pronto un lugar donde dar a luz a su hijo, su esposo buscó afanosamente mas no encontró, solo le fue ofrecido un establo en las afueras de la ciudad. Esa noche en un entorno indigno para cualquier ser humano nace un niño hermoso que es envuelto en pañales y puesto en un pesebre para que este caliente entre la paja. A nadie le importó que naciese allí, nadie vino a ofrecer su ayuda o una cuna confortable para el recién nacido, pero la creación entera estaba conmovida, los animales del establo miraban asombrados la majestuosa escena y el cielo cantó con coros celestes “Gloria a Dios en las alturas y el la tierra paz a los hombres de buena voluntad”(Lucas 2:14)

Un desarrollo…
30 años después el niño ya es un hombre, y el escenario es diferente. Ahora esta en las riberas del río Jordán. Camina entre la multitud con un objetivo definido, observa con infinita compasión a los que allí se han reunido y avanza. Nada indicaba que ese día seria diferente a los anteriores; el sol brillaba con la fuerza propia de la estación, las gentes recorrían el polvoriento camino para escuchar las palabras que salían de los curtidos labios de un profeta llamado “el Bautista”, quien desde que inicio su ministerio de anunciar la venida del Mesías, bautizaba a todos los que se arrepintieran de su mala manera de vivir.
“Generación de víboras” -proclamaba a gran voz - ¿quien les ha dicho que se libraran del terrible castigo que se acerca?” (Mateo 3:9). Entonces de entre las gentes se adelanta la vida, la luz y la verdad…Jesús.

En silencio se acerca y desciende a las aguas del Jordán, nadie ve nada especial en el, solo le dejan pasar, mira a Juan y le pide ser bautizado. Juan desciende presuroso y con una actitud de absoluta reverencia, sumerge al maestro en las aguas que relucían al sentir en ellas a su creador. Al emerger Jesús de las aguas ocurre lo inesperado; Los cielos se abrieron y desciende el Espíritu santo en forma de paloma, y el todopoderoso Dios del universo declara “Tu eres mi hijo amado; en ti tengo complacencia” (Marcos 1:11)



Un final…
El monte es llamado “El Gólgota” allí se cumple la mas atroz he inhumana de las sentencias ideadas por el Cesar, la crucifixión. Hoy, tres cruces se levantan en la cima, cada una con su respectivo botín de sangre y dolor a cuestas. Este día no es como otros, una gran multitud ha llegado para ver las ejecuciones, muchos para satisfacer su sed de morbosidad que se acrecienta con el sufrimiento ajeno, otros tantos por sola curiosidad, pero esta vez sobresale un grupo pequeño que gime con desgarradora soledad compuesto por la familia y amigos de Jesús que es uno de los sentenciados. Con impotencia ven como han herido y golpeado a su maestro, no entienden porque esta allí permitiendo que le humillen y se burlen de su condición, sin quejas ni recriminaciones y sin odio por sus opresores. Solo se observa en sus ojos dolor por los que le condenan y de sus labios se oye una oración pidiendo a su padre no les tome en cuenta este pecado. De pronto su cuerpo se contorsiona ante el terrible flagelo de los clavos en sus manos y pies y las heridas profundas y abiertas que inclementes hieren cada fibra nerviosa de su carne, y exclama con un grito que traspasa los cielos; “padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” (Lucas 23:46) y le ven morir.
La naturaleza se convulsiona y gime ante la desgarradora escena y el capitán de la guardia romana lleno de temor declara a gran voz “Este era verdaderamente el hijo de Dios”(Lucas 23 : 47)

…Y la historia de la humanidad cambio…




LA IMPORTANCIA DE SU NACIMIENTO.

El nacimiento de Jesús es de trascendental importancia para la raza humana caída, destituida de la gloria de Dios y sentenciada a la muerte eterna. En Jesús, el Dios todopoderoso, grande y magnifico al que “aun los cielos no pueden contener” (1º de Reyes 8:27) quiso mostrar su gloria y su presencia en la tierra. Dios se hizo hombre y habito entre los hombres cumpliendo así todas las profecías del Antiguo Testamento.
El apóstol Juan declara: “el verbo se hizo carne y habito entre nosotros y vimos su gloria, gloria como del unigénito del padre, lleno de gracia y de verdad” (Juan 1:14). Pero no todos lo vieron y muchos lo rechazaron. Desde su nacimiento fue perseguido para darle muerte, porque Satanás, el enemigo de nuestras almas se había enseñoreado de la humanidad y no podía permitir que el Redentor nos arrebatara de su mano, mas nuestro Señor estaba dispuesto a pagar el precio por nuestro rescate y con su nacimiento dio inicio al plan eterno de salvación para este “cuerpo de muerte”
Esa noche gloriosa de Belén, marcó el centro de la historia que se dividió en antes y después de Cristo; ya nada seria igual para el mundo. “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, príncipe de paz”. Isaías 9:6

Dios nos presento allí, entre las pajas, la mas grande muestra de su inefable amor por el pecador, El descendió para ser nuestra propiciación, nuestro sustituto y nuestro libertador. Las huestes celestiales llenaron los cielos con la gloria de Dios entonando un canto de esperanza para el pobre mortal y “al pueblo que andaba en tinieblas gran luz resplandeció sobre el”.



LA IMPORTANCIA DE SU MINISTERIO.

Desde el momento en que Jesús fue bautizado por Juan el Bautista en el Jordán, Dios el Padre dio inicio a Su ministerio de predicación de las buenas nuevas de salvación. Durante los tres años de su ministerio Jesús se dedico en cuerpo y alma a su tarea de convencer a la humanidad de su necesidad de perdón. El apóstol Pablo es muy claro en explicar que ante Dios no hay justo, ni aun uno,(Romanos 3: 10), además declara que: no hay quien entienda ni busque a Dios, que nuestra garganta es como sepulcro abierto, nuestra lengua mentirosa, nuestros labios como veneno de víbora y nuestra boca esta llena de maldición y amargura.(Romanos 3: 11-14) Necesitábamos un Salvador, nada podíamos hacer, porque Dios en su Justicia y santidad no puede soportar la inmundicia y pecado del hombre que gobernado por su naturaleza pecaminosa, esta perdido, es incapaz de ayudarse a si mismo y se aleja cada vez mas de El sin otra esperanza que el juicio y la condenación eterna. Pero estaba Jesús… nos amo con amor eterno y prolongando su misericordia pregonaba a gran voz:
• “yo soy el camino, la verdad y la vida, y nadie viene al padre si no es por mi” (Juan 14:6)

• “yo soy la luz del mundo, el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.” (Juan 8:12)

• “Yo soy el pan de vida; el que a mi viene nunca tendrá hambre; y el que cree en mi, no tendrá sed jamás” (Juan 6:35)

• “yo soy la resurrección y la vida, el que cree en mi, aunque este muerto vivirá” (Juan 11:25)
Y sano a los enfermos, a paralíticos, a leprosos, dio vista a los ciegos, alimento a multitudes solo con cinco panes y dos peces, liberó a endemoniados, dio vida a los muertos, convirtió el agua en vino, camino sobre las aguas, perdono pecados, curo las heridas del alma, y nos amo. Nos amo con un amor tan profundo e incomprensible a la mente humana que siguió el plan divino sin objeciones, apuro hasta la ultima gota del cáliz del dolor y nos siguió amando…hasta la cruz



LA IMPORTANCIA DE SU MUERTE SUSTITUTORIA

La vida de Jesús desde el principio fue marcada por prodigios y milagros, en su paso por esta tierra trajo dulzura, compasión, paz bondad, y un amor sin medida humana por todo aquel que sufría. Su empatía con las personas era admirable. Les vio solos, tristes y desamparados como ovejas sin pastor, y les amo con un amor que provenía de la misma eternidad. Sin embargo, los hombres estaban ciegos y no vieron, estaban sordos y no oyeron, olvidaron con la facilidad con que el viento borra las huellas en la arena todos los milagros, las sanidades, las manifestaciones de amor de Jesús y le sentenciaron. Como Isaías profetizo en el cap 53, fue menospreciado y rechazado por los hombres, desechado y llevado como oveja al matadero, fue “Herido fue por nuestras rebeliones”, traspasado a causa de nuestra rebeldía y atormentado a causa de nuestras maldades, el castigo que sufrió fue el que nosotros merecíamos, y nos dio la paz, la vida eterna y la salvación.
Jesús descendió desde su trono de gloria, se vistió de debilidad humana para entendernos profundamente, cargo sobre si nuestros pecados y se dispuso a ser un puente por el cual tenemos llegada directa al Padre. “El cual, siendo en forma de Dios, no escatimo ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojo a si mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humillo a si mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Filipenses 2: 6 al 8)
Jesucristo el justo, a través de su muerte vicaria nos dejo un camino abierto, y ahora podemos acercarnos “Confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (Hebreos 4:16)

Jesús ya hizo todo lo necesario.
• Vio nuestra necesidad de perdón. La Culpabilidad. “Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios” Romanos 3: 23

• Nos dio el medio de perdón. Su sangre preciosa “A quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados” Romanos 3:25

• Nos indicó la autoridad del perdón. Dios el padre
“… ¿Quien puede perdonar pecados sino solo Dios? marcos 2:7

• Nos enseñó la condición del perdón. El arrepentimiento
• “y que se predicase en su nombre, el arrepentimiento y el perdón de pecados…” Lucas 24:47

• Nos dejó la seguridad del perdón. Su palabra “os escribo a vosotros hijitos, porque vuestros pecados os han sido perdonados por su nombre” 1º de Juan 2:12


CONCLUSION

En 1º de Timoteo 3:16leemos “E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad:
Dios fue manifestado en carne.
Justificado en el Espíritu
Visto por los Ángeles
Predicado a los gentiles
Creído en el mundo.
Recibido arriba en gloria.”

Por lo tanto, solo nos resta decir al igual que el apóstol Pedro “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para nosotros, que somos guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que esta preparada para ser manifestada en el tiempo postrero”

Para la gloria del Señor


Teresa Candia Guzmán
2º Iglesia Unida Metodista Pentecostal
Templo “Cristo Manantial de Vida”
Linares, Chile

Disciplínese en las pequeñas cosas

Disciplínese en las pequeñas cosas


Es fácil caer en la trampa de los resultados rápidos cuando se enfoca atención en los resultados más que en el recorrido para alcanzarlos. La verdad es que la alegría está en el trayecto, en la disciplina diaria de crecer en los detalles de la mente, cuerpo, y espíritu.




¿Cómo encuentras entonces la satisfacción que has estado buscando? La clave es el equilibrio, la constancia, la perseverancia, los cuales provienen de una sola cosa: disciplina.
Aquí está nuestro dilema. Lo queremos todo, y lo queremos ahora, ya sea abundancia de posesiones o abundancia de simplicidad. Pero nada que valga la pena viene rápidamente, y nada que valga la pena viene sin disciplina. A lo largo de la vida, la disciplina funciona en cada dimensión de tu vida: financiera, física, mental, y espiritual. Si de alguna manera has tratado de obtener riqueza rápidamente, trataste de perder peso tomando una píldora, o de obtener conocimiento embutiéndotelo en el último minuto, o intentaste acercarte a Dios pidiéndole un milagro, tú ya sabes de lo que estamos hablando.
Es fácil caer en la trampa de los resultados rápidos cuando enfocas tu atención en los resultados más que en el recorrido para alcanzarlos. La verdad es que la alegría está en el trayecto, en la disciplina diaria de crecer en los detalles de tu mente, cuerpo, y espíritu. La única forma en que conseguirás abundancia en tu vida (del tipo que te dará alegría) es estableciendo disciplina en tu vida:
• La disciplina comienza con las pequeñas cosas hechas a diario.
• ¿El secreto detrás de todas las historias de logros y éxitos? La disciplina.
• Cada mañana tú escoges la actitud para enfrentar el día.
• El primer paso en la senda del compromiso es proponérselo en la mente.
• Tus planes pueden conducirte a un triunfo o a un fracaso. Tú eliges.
• La motivación se incrementa cuando asumimos grandes responsabilidades a un corto plazo.
• Fomenta una causa en tu vida. Y dedícate a ella diariamente.
• No te acostumbres a poner excusas.
• La disciplina es el corazón del discipulado.
• Antes de bucear dentro de algo, da un paso atrás y contempla la pintura en general.
• Adquiere buenos hábitos; y abandona los malos.
• Involúcrate hasta comprometerte.
• Usa tu tiempo libre productivamente. Tus sueños no se harán realidad si les permites languidecer.
• Tus sueños no se harán realidad si tú duermes.
• Si quieres alcanzar la excelencia, comienza con la disciplina. Las actividades que valen la pena pueden ser arduas a corto plazo, pero gratificantes a largo plazo.
• La gente estará más impresionada por lo que has logrado que por lo que estás por comenzar.
• La motivación puede extinguirse. Pero los hábitos prevalecen.









La obediencia a los padres
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Deberes de los hijos con los padres
Los hijos han de respetar y honrar a sus padres, darles alegrías, rezar por ellos y corresponder a los sacrificios que los padres han hecho y hacen por ellos. Recuerda el Catecismo: "El respeto a los padres (piedad filial) está hecho de gratitud para quienes, mediante el don de la vida, su amor y su trabajo, han traído sus hijos al mundo y les han ayudado a crecer en edad, en sabiduría y en gracia. «Con todo tu corazón honra a tu padre, y no olvides los dolores de tu madre. Recuerda que por ellos has nacido, ¿cómo les pagarás lo que contigo han hecho?» (Sir 7,27-28)" (Catecismo, 2215).
El respeto de los hijos a los padres lleva a la docilidad y la obediencia, como recordaba san Pablo:"Hijos, obedeced en todo a vuestros padres, pues esto es agradable al Señor" (Colos 3,20).
Mientras los hijos dependen de los padres, deben obedecerles; y aunque esta obligación acaba cuando se emancipan -por ejemplo, para casarse, con la mayoría de edad, etc., lo que nunca debe acabar es el respeto que deben a sus padres (cfr. Catecismo, 2216-2217).

En la medida en que puedan los hijos deben prestarles ayuda material y moral en los años de vejez y durante sus enfermedades, y en momentos de soledad o de abatimiento" (Catecismo, 2218).


Si unos padres le ordenaran a sus hijos que hicieran algo opuesto a la Ley de Dios, los hijos estarían obligados a anteponer la voluntad de Dios a los deseos de sus padres, porque, como enseña la Sagrada Escritura: "es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres" (Act 5,29). Dios es más Padre que nuestros padres, porque de Él procede toda paternidad (Ef 3,15).


Conviene repasar y meditar sobre estos puntos del Catecismo:
2214 La paternidad divina es la fuente de la paternidad humana (cf. Ef 3,14); es el fundamento del honor de los padres. El respeto de los hijos, menores o mayores de edad, hacia su padre y hacia su madre (cf Pr 1,8; Tb 4,3-4), se nutre del afecto natural nacido del vínculo que los une. Es exigido por el precepto divino (cf Ex 20,12).
2215 El respeto a los padres (piedad filial) está hecho de gratitud para quienes, mediante el don de la vida, su amor y su trabajo, han traído sus hijos al mundo y les han ayudado a crecer en estatura, en sabiduría y en gracia. "Con todo tu corazón honra a tu padre, y no olvides los dolores de tu madre. Recuerda que por ellos has nacido, ¿cómo les pagarás lo que contigo han hecho?" (Si 7,27-28).
2216 El respeto filial se revela en la docilidad y la obediencia verdaderas. "Guarda, hijo mío, el mandato de tu padre y no desprecies la lección de tu madre...en tus pasos ellos serán tu guía; cuando te acuestes, velarán por ti; conversarán contigo al despertar" (Pr 6,20-22). "El hijo sabio ama la instrucción, el arrogante no escucha la reprensión" (Pr 13,1).
2217 Mientras vive en el domicilio de sus padres, el hijo debe obedecer a todo lo que estos dispongan para su bien o el de la familia. "Hijos, obedeced en todo a vuestros padres, porque esto es grato a Dios en el Señor" (Col 3,20; cf Ef 6,1). Los hijos deben obedecer también las prescripciones razonables de sus educadores y de todos aquellos a quienes sus padres los han confiado. Pero si el hijo está persuadido en conciencia de que es moralmente malo obedecer esa orden, no debe seguirla.
Cuando sean mayores, los hijos deben seguir respetando a sus padres. Deben prever sus deseos, solicitar dócilmente sus consejos y aceptar sus amonestaciones justificadas. La obediencia a los padres cesa con la emancipación de los hijos, pero no el respeto que permanece para siempre. Este, en efecto, tiene su raíz en el temor de Dios, uno de los dones del Espíritu Santo.
2218 El cuarto mandamiento recuerda a los hijos mayores de edad sus responsabilidades para con los padres. En cuanto puedan deben prestarles ayuda material y moral en los años de vejez y durante los tiempos de enfermedad, de soledad o de abatimiento. Jesús recuerda este deber de gratitud (cf Mc 7,10-12).
El Señor glorifica al padre en los hijos, y afirma el derecho de la madre sobre su prole. Quien honra a su padre expía sus pecados; como el que atesora es quien da gloria a su madre. Quien honra a su padre recibirá contento de sus hijos, y en el día de su oración será escuchado. Quien da gloria al padre vivirá largos días, obedece al Señor quien da sosiego a su madre (Si 3,12-13.16).
Hijo, cuida de tu padre en su vejez, y en su vida no le causes tristeza. Aunque haya perdido la cabeza, se indulgente, no le desprecies en la plenitud de tu vigor...Como blasfemo es el que abandona a su padre, maldito del Señor quien irrita a su madre (Si 3,12.16).
2219 El respeto filial favorece la armonía de toda la vida familiar; atañe también a las relaciones entre hermanos y hermanas. El respeto a los padres irradia en todo el ambiente familiar. "Corona de los ancianos son los hijos de los hijos" (Pr 17,6). "Soportaos unos a otros en la caridad, en toda humildad, dulzura y paciencia" (Ef 4,2).
2220 Los cristianos están obligados a una especial gratitud para con aquellos de quienes recibieron el don de la fe, la gracia del bautismo y la vida en la Iglesia. Puede tratarse de los padres, de otros miembros de la familia, de los abuelos, de los pastores, de los catequistas, de otros maestros o amigos. "Evoco el recuerdo de la fe sincera que tú tienes, fe que arraigó primero en tu abuela Loida y en tu madre Eunice, y sé que también ha arraigado en ti" (2 Tm 1,5).
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